Poco a poco, las mentiras del PAN en Puebla han caído estrepitosamente. Ahí está el caso de las denuncias por la entrega de apoyos que aderezaron contra la Secretaría de Bienestar estatal. El gusto les duró muy poco, ya que el Ayuntamiento de Puebla, a través del velador Adán Domínguez Sánchez, de plano se descaró en el desvío y condicionamiento de tinacos azules, cemento, herramientas y pinturas en plena veda electoral. El escándalo resultó peor, porque se descubrió que la Comuna hizo la entrega sin que hasta la fecha haya demostrado que se cumplió con el proceso de licitación. La mentira contra la administración estatal cayó por sí misma y terminó con generar un efecto bumeran. Ahora nos enteramos que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación propinó un duro coscorrón a la dirigencia estatal del PAN, encabezada por Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, al desechar por completo una denuncia presentada contra el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina por una supuesta intromisión en la contienda electoral que afectaba la equidad. Los panistas pensaban que habían ganado porque la Sala Regional decidió emitir una sanción contra el mandatario, pero pronto se desdibujó la sonrisa de su rostro ya que esa sentencia fue desechada. Ya no hay otra instancia a la que los panuchos puedan recurrir, lo que significa que su mentira quedó al descubierto. Por cierto, una de las principales instigadoras contra el recurso presentado contra el gobernador de Puebla fue la diputada federal y candidata del PAN por el distrito 12, Carolina Beauregard Martínez, quien anda muy sacalepunta, porque es la única forma de jalar reflectores a su alicaída campaña. Esperamos que el PAN estatal y la novel legisladora hayan entendido que no por mucho querer torcer la realidad van a tener la razón. En la lucha política se requiere mucho oficio y mucha estrategia, dos condiciones de las que adolecen y ahí están las consecuencias.
EL ABUCHEO A LA CACIQUE
Araceli Celestino Rosas puede presumir que es la única candidata que ha logrado impulsar la unidad de todas las fuerzas políticas —oficiales y de oposición— en la región de Tehuacán para que luchen por un solo objetivo: contra ella. Esa es la razón que se esconde detrás de sonoro abucheo que recibió hace unos días en ese municipio. La candidata pensó que controlar el segundo municipio más importante del estado sería igual que su natal Coyomeapan, en donde su familia detenta el poder desde hace más de 13 años. Ya se vio que no entendió que una cosa es ser cacique de un municipio considerado como uno de los más pobres del país, en donde imponía su voluntad y ordenaba el cumplimiento de sus caprichos, a meterse a la arena política de una región altamente convulsa y sumamente politizada. Araceli Celestino podrá ganar la próxima elección, pero está muy lejos de tener legitimidad de origen y una cosa es segura: Fuera de Coyomeapan, su aura caciquil no tiene efecto.