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jueves, noviembre 21, 2024

Lupita Leal, al mejor postor

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Cuando pensábamos que la diputada local del PAN Guadalupe Leal Rodríguez había consolidado su carrera política y su apuesta futura había sido encaminada correctamente, simplemente dejó que las ambiciones le ganaran. Lupita había ganado dos batallas muy importantes: Enfrentarse al Yunque, que controla la dirigencia estatal de su partido, y entronizar su influencia en organizaciones ciudadanas al ser la principal gestora y artífice de una Ley de Movilidad que significó un gran éxito para la ciudadanía. Inexplicablemente, la legisladora decidió echar todo a la basura. Nadie sabe por qué ni para qué. Peor aún, ahora nos enteramos, la panista decidió abrir tres pistas diferentes que le sirvieran como paracaídas político. El primero y más lamentable es haber cedido sus principios a una chamba inmediata que no sabe si tendrá futuro. Durante meses, enfrentó una dura batalla contra los ultraconservadores de su partido que le cerraron la puerta e impidieron que lograra su segura reelección en el Congreso del estado. Hace unos días, de plano, lo denunció con todas sus letras: Por no formar parte del grupo político de la dirigencia estatal, en el que las mujeres se muestran como “disciplinadas y sumisas”, le fue negada la oportunidad de competir por la reelección. Y remató: “Se reparten los espacios para quien pueda dar más dinero y me parece que estamos desvalorando, en este sentido, lo que es el verdadero ejercicio de la política, que es ayudar a la ciudadanía, representar causas”. Tres doritos después, Lupita Leal decidió sumarse al equipo del candidato del PRIAN a la capital poblana, Mario Riestra Piña. Algunos dirán que no es lo mismo Mario Riestra que Eduardo Rivera Pérez y tienen sobrada razón, pero el paso que dio la legisladora local prácticamente avaló todo aquello contra lo que -al igual que el joven Anakin Skywalker– juró destruir. El asunto se torna peor cuando se hace una revisión a los más cercanos a la legisladora. Su hijo Antonio Leal, por ejemplo, es el candidato de Movimiento Ciudadano por el distrito 9 local. Otra vez nos dirán que el pariente puede hacer lo que le plazca sin consultar a la mamá y tienen mucha razón, pero la duda mata: ¿Si muy convencida estaba del proyecto panista en la capital por qué no impulsó al vástago por un partido en el que cree es la mejor alternativa? Otra duda: Es obvio que Toñito no ganará, pero a quién le quitará votos. El otro paracaídas que tenía muy bien oculto la panista fue el reciente ingreso de su pareja como subconsejero jurídico del gobierno del estado, un cargo que tuvo implicaciones políticas interesantes y que confirmaban el acercamiento con Morena. Tres pistas políticas, tres salvavidas políticos, pero al final queda la mancha de la traición. Todos sabemos que a quien dos amos sirve, con uno queda mal, ahora imagínese con tres.  

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