Para algunos tundeteclas se convirtió en un lugar común afirmar que todo lo que ocurre actualmente representa una nueva era. Muchas cosas no lo son, pero otras más sí que lo son en su más profunda acepción. Ahí está el caso del Congreso del estado. Casi al filo de la madrugada del lunes 14 de octubre, el Tribunal Electoral del Estado de Puebla determinó anular las elecciones en los municipios de Venustiano Carranza y Chignahuapan. Eso obligó a que la legislatura estatal entrara en operación inmediata porque no podían dejar un vacío de autoridad en ambas alcaldías. Así pues, por mandato legal, la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales sesionó a todo vapor para integrar los Concejos Municipales que serán los encargados de dirigir la vida de esos lugares en lo que se convoca a nuevas elecciones constitucionales. No haber intervenido habría resultado en una ilegalidad por parte de los diputados locales. Pero hay cerebros de hormiga que se tiran al piso para criticar la labor legislativa, en donde justamente ha quedado de manifiesto que hay una nueva política de Puebla que busca consolidar el movimiento de transformación. Principales responsables de esta nueva cara son Laura Artemisa García Chávez y José Luis García Parra, quienes a través de su operación política sentaron un precedente en este primer round de sombra para que la oposición, sobre todo el PAN, no se olvide que el mandato de los ciudadanos el pasado 2 de junio fue a favor de construir el segundo piso de la 4T. ¿Tiene dudas? Bueno, déjenos decirle que para la conformación y aprobación de los Concejos Municipales de Venustiano Carranza y Chignahuapan -a los que se sumaron Ayotoxco y Xiutetelcohubo micrófono abierto para todos los legisladores que integran la Comisión de Gobernación. José Luis Parra lo resumió atinadamente en su intervención en el pleno: “Nos tratamos con respeto, con apertura, hubo absoluto diálogo en la Comisión; fueron más de 40 minutos, en los que estuvieron solicitando el uso de la voz compañeras y compañeros y no se le negó a ninguno; en reiteradas ocasiones, más de cuatro veces estuvieron solicitando la voz cada una de las y los diputados que así consideraron importante expresar sus opiniones”. ¿Cuál censura? ¿Cuáles dados cargados? ¿Cuál cochupo? Con la operación que hubo en el Congreso, el gobernador electo, Alejandro Armenta Mier, debe estar muy contento, pero especialmente seguro, porque en el Legislativo tiene a dos de sus cercanos operadores y personas de confianza. El cabildeo fue efectivo para evitar que personajes de cuestionada reputación asumieran presidencias municipales: Uno, identificado como el líder del crimen organizado en Chignahuapan; y el otro, integrante de una familia con los peores antecedentes. Vaya fichitas.
LA DELEGACIÓN ATLIXCÁYOTL
Pues con la novedad que Édgar Hernández Hernández se fue como las chachas y por un capricho personalísimo dejó botada la Delegación Atlixcáyotl, en el municipio de San Andrés Cholula. Junto con el sujeto se fue toda su planilla. Y decimos que fue un capricho porque Edgar Hernández realmente quería ser el presidente municipal de ese lugar por Morena y, al final, no pudo. Ahora que llegó una nueva administración que no es de su partido, como niño pequeño, cogió su balón y se fue a su casa. Lo peor es que ahora que renunció salió a la luz todo su historial. Los que saben aseguran que desde la delegación pretendía forzar a las nuevas autoridades municipales a que le abrieran un espacio en Servicios Públicos o algún otro cargo en el gobierno sanadreseño. Nada de eso ocurrió y de ahí vino el berrinche. A tal grado llegó su enojo que hace unos días buscó que una turba de aliados privara de su libertad a regidores de la pasada administración. El asunto se torna peor porque, como siempre, los ciudadanos quedan en medio y ya mandaron a decir que si no hay una solución de fondo para que la delegación ofrezca verdaderos resultados, entonces, no se extrañe que haya protestas y cierres de calles.