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martes, octubre 15, 2024

¿Don Dinero o don pen…?

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Eduardo Homero Tovilla Lara era conocido como Don Dinero o el Brazo Financiero del morenovallismo. Todo el sexenio de Rafael Moreno Valle fungió como subsecretario de Egresos y prolongó su cargo los 18 meses del gobierno del mini gobernador José Antonio Gali Fayad, alias Tony. Fue con Martha Erika Alonso Hidalgo que dejaría la oscura oficina desde la que operaba para convertirse en el secretario de Finanzas y Administración, puesto que ocupó solo por 12 días luego de la tragedia del 24-D. Con el arribo de Miguel Barbosa Huerta al poder, sabía que era la pieza clave para descifrar el tinglando financiero que, a expensas del erario, financiaría la torcida campaña presidencial de Moreno Valle, las diferentes elecciones locales y foráneas; así como la unción de dos gobernadores del mismo clan, pasando por los negocios y turbios manejos de las finanzas. Fue así que el aparato de la 4T comenzó a operar y las primeras noticias vinieron de la poderosa Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en ese entonces a cargo de Santiago Nieto Castillo, que inició una investigación porque sus ingresos como burócrata y su vida de lujos simplemente no coincidían. Fue así que desde la Ciudad de México se abrió la carpeta por enriquecimiento ilícito. Luego vendría la acción combinada de la Secretaría de la Función Pública, la Auditoría Superior del Estado y la Fiscalía General del Estado que aportaron información para configurar los delitos de abuso de autoridad, ejercicio ilícito de atribuciones y autorización de pagos indebidos o irregulares. La principal arma utilizada contra Tovilla Lara fue una ambiciosa y profunda investigación para desmontar el esquema de empresas factureras utilizadas en el morenovallismo y galismo para comprobar la salida de recursos públicos. Al enterarse que se había convertido en un sujeto de interés para el gobierno morenista, puso tierra de por medio y se deshizo de todos sus negocios en Puebla. Sabía que los buenos y viejos tiempos habían concluido, por lo que era momento de hacer maletas. Fue de los pocos que lo entendieron a tiempo y eso evitó que fuera detenido a consecuencia de una orden de aprehensión que se le giró en diciembre de 2021, justo cuando comenzó la oleada más fuerte contra todos los involucrados en la compra de facturas falsas. Hoy, nuevamente Eduardo Tovilla está en la mira de las autoridades estatales y de la opinión pública debido a que fue el responsable de contratar al despacho Sistemas LAC que pretendió verle la cara al Sistema de Administración Tributaria, ¡háganos el favor! A quien sí le vio la cara o fue copartícipe de la transa que pretendían hacerle al recaudador de impuestos fue al morenovallismo. El problema es que el asunto reventó con Tony Gali, quien decidió judicializar el procedimiento con las consecuencias que hoy sabemos: Pretendieron robarle 700 millones de pesos al SAT que, al comprobar la maniobra y para quitarles lo chistosos, impuso un crédito fiscal por mil 800 millones a las finanzas estatales. Debido a la judicialización el monto creció y creció —en promedio mensual de 30 millones—, por lo que al agotarse las instancias no hubo otra opción más que entrar a la negociación. Fue así que Tovilla y demás chistosos le generaron al estado un boquete de 2 mil 600 millones. Como podrá ver hipócrita lector, eso de que los morenovallistas eran especialistas en finanzas y presumían sus títulos bostonianos era solo pura fantasía. En los hechos, terminaron siendo igual de maletas que el pastorcito de la Mixteca que se sintió Benito Juárez.

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