Guadalupe Martínez Gerardo, candidata de Pacto Social de Integración a la presidencia municipal de Quecholac, cumplió su amenaza de denunciar a representantes de los medios de comunicación por vincularla familiarmente con Antonio Martínez Fuentes, alias El Toñín, a quien la Fiscalía General del Estado le mantiene abierta una investigación por sus presuntos vínculos con el huachicol, según confirmaron los titulares de las secretarías estatales de Gobernación y Seguridad Pública. El inicio de este proceso jurídico deja muchas interpretaciones, pero uno tiene mayor peso: la política de Eduardo Rivera Pérez, candidato de la coalición Mejor Rumbo para Puebla, es utilizar a uno de sus aliados para amordazar a aquellos periodistas que le sean incómodos. El exedil, por medio del Ayuntamiento de Puebla, sabe que ha puesto un bozal a muchos medios de comunicación mediante convenios de publicidad. Esto ha quedado en evidencia en portadas de periódicos, el tratamiento informativo en estaciones de radio y televisoras, portales en internet y el uso de columnistas que operan más como mercenarios de la pluma que como periodistas. Todos ellos han dado muestras de que traen un juego doble: Lo mismo apoyan el proyecto del panista como del candidato de Sigamos Haciendo Historia, Alejandro Armenta Mier. Algunos, incluso, se han visto forzados en destacar muy en positivo a ambos aspirantes en una misma edición. Tratan de venderlo como un tema de equilibrio editorial, pero en realidad se trata de una vil acción para no perder las migajas presupuestales que les ofrece la Comuna. Al conocerse la denuncia que inició Guadalupe Martínez la situación se torna más grave debido a que Eduardo Rivera no pretende hacer algo para evitar esta andanada, ni le interesa y, por el contrario, le conviene muchísimo. El razonamiento es sencillo: No es lo mismo que un político te denuncie, a que un integrante sin experiencia política que además está ligado a un partido con presuntos vínculos con el huachicol, lo haga. Mientras Eduardo Rivera no condene y evite este tipo de prácticas se da por entendido que las avala en su máxima expresión. El juego es bastante perverso, pero también evidencia su desesperación y la verdadera esencia política del yunquista, a quien le quedan muy bien el sabio regaño que alguna vez le propinara el exgobernador Miguel Barbosa Huerta: Solo cuando hay denuncias de por medio se porta bien.