Algunos de los que juran que hay un clima enrarecido en la entidad poblana —en el contexto de la temporada electoral— provienen de gobiernos violentos o indulgentes.
Dos casos: Javier Lozano Alarcón se hizo célebre cuando amenazó a Zhenli Ye Gon con una frase —ésa sí amenazante—: “Coopelas o cuello”.
La trama es maravillosa: al empresario chino —nacionalizado mexicano en el gobierno de Fox— le confiscaron 205 millones de dólares en una residencia de Lomas de Chapultepec.
Dicho dinero, al decir de Ye Gon, era para la campaña de Felipe Calderón.
Durante el escándalo, reveló que había sido extorsionado por Lozano Alarcón con muy malos moditos y con la célebre frase.
(Esas sí son amenazas y no montajes).
El hoy exvocero del PRIAN en Puebla —lo corrieron porque apoyaba a Tony Gali junior, de Morena— amagó con denunciar al empresario chino, y hasta viajó a Estados Unidos para contratar a un reconocido bufete jurídico.
Fiel a su costumbre, el entonces secretario del Trabajo nunca denunció a Ye Gon.
Hizo lo que se conoce como una “lozanada”.
(Cómo olvidar las amenazas de las que también fue víctima el dueño de MVS —Joaquín Vargas—, a quien Lozano le pidió la cabeza de la periodista Carmen Aristegui).
Ana Teresa Aranda está igualmente alarmada por el “clima de violencia” que hay en Puebla.
Su biografía la describe.
Cuando enfrentó en un proceso interno del PAN a Rafael Moreno Valle —en tiempos de Mario Marín—, recibió toda clase de canonjías de parte de éste y de Javier López Zavala.
(Lo ha denunciado puntualmente Carlos Ibañez).
Ya se sabe: helicóptero para sus traslados y maletas entregadas en la colonia Condesa de la Ciudad de México.
Ana Teresa Aranda también trabajó muy cerca de Fox, el presidente Prozac que dejó escapar de una prisión federal al Chapo Guzmán.
Estos son dos de los dilectos personajes que juran que el ambiente electoral en Puebla está enrarecido.
¿Usted les cree?
Yo tampoco.
Manual del columnista bipolar. No es fácil quedar bien con los clientes.
Algunos columnistas lo saben y hacen magia para no enemistarse con nadie.
Algunos ejemplos:
Alejandro Armenta (Morena) y Eduardo Rivera (PRIAN) comparecieron ante el Consejo Universitario de la BUAP.
Los columnistas aludidos no titubearon y coincidieron en que ambos fueron muy bien recibidos.
Qué paz.
Los dos, juran, van muy bien en las encuestas y sus campañas gozan de cabal salud.
Qué suerte.
Tanto Armenta como Rivera, enfatizan, han enfrentado con gran éxito las extenuantes campañas.
Qué gozo.
Y lo mejor es que, aseguran, sus futuros pintan como dos días soleados.
Todo irá bien hasta que todo vaya mal.
Y eso ocurrirá el 2 de junio, cuando Alejandro Armenta gane la elección.
Aunque nuestros personajes quisieran que ambos empaten en los comicios y, si es posible, establezcan un feliz e inédito cogobierno.
Todo sea por no perder el convenio del ayuntamiento de Puebla.
¡Que Fer Cortés —operador de medios de Lalo— los redima!
El caso Olimpia. Olimpia Coral Melo ha sido revictimizada de nuevo.
Luego de haber sido agredida y acosada por un grupo de taxistas en Huehuetla el jueves 11 de abril, la creadora de la Ley Olimpia ha venido recibiendo diversos mensajes intimidatorios en sus redes sociales.
La duda mata:
¿En qué estado se encuentra la denuncia que presentó ante la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos?
La duda mata.