Así intitulo un escrito que Miguel Eloin distribuyó entre los asistentes a la presentación del libro Andares de Juan Manuel García Castillo, el pasado 2 de noviembre en el portal principal de Pahuatlán.
El principal presentador Mario Alberto Mejía, director del Hipócrita Lector, al momento de tomar la palabra hizo una remembranza de cómo en los años 80 conoció al autor de este interesante documento literario; de sus años mozos, cuando recién egresado de la máxima estudios del país, retornaba a la tierra que le vio nacer, Huauchinango, y cómo desde allí empezó, a través de los micrófonos de la radiodifusora XENG, donde daba voz a los sin voz. Cómo conoció en su visita a Pahuatlán al grupo de los jóvenes, quienes, desafiando las férreas estructuras del priismo, obligaron a la directiva a convocar a una consulta a la base para definir su candidato, inédita forma para aquellos tiempos. Cómo también el gobernador en ese entonces, Guillermo Jiménez Morales, cuando le fueron a visitar dio su anuencia, no sin antes espetarles: a ver si de veras chingoncitos muchachos. Empezó una era interesante para las comunidades que por lustros permanecían en el olvido y se politizaron a tal grado de tener una participación que define al paso del tiempo quien será su presidente municipal.
El autor profundamente emocionado correspondió con un gran gesto de agradecimiento a MAM, a la escritora Beatriz Meyer, la que por cuestiones de salud no pudo asistir. Se pidió un fuerte aplauso y el mejor deseo porque pronto recupere su salud.
La fiesta se prolongó hasta altas horas de la noche, en medio de una
tertulia aderezada con bocadillos de la región, resaltando los tamales
de chicales, de hollejo, atole de cacahuate y mucho pan.
Ya para finalizar se anunció la quema de toritos. Este escribano había
admirado estos fuegos artificiales hace ya muchísimos años. De repente
toda la calle principal se vio iluminada por los grandes cohetones, una
de quienes llevaban en hombros este pesado torito fue precisamente su
hija Marlene, desafiando el peligro y quienes estábamos muy cerca por
tomar algunas placas también desafiamos en su momento este peligro.
Ahora, el peregrino literario después del museo en Cholula, en su tierra natal, acude a Carolina del Norte, donde miles de pahuatecos radican desde hace muchísimos años. Les lleva un vademécum de cómo ha sido su Pahuatlán, con un propósito primordial, que quienes emigraron siendo jóvenes sepan que hubo un pasado lleno de historia, de gente que tiene bien cimentado lo que son sus valores.
Enhorabuena al profeta en su tierra.