Ella se llama Marilyn Cote y dejó en ridículo a empresas, autoridades federales, estatales y municipales. ¿Quién vela por nuestra seguridad?
El fraude más grande, probablemente de esta década y el nuevo tache en nuestra poblaneidad se llama Marilyn Cote y eso que no es poblana, solo avencidada.
Este caso es el de un Peter Pintado cualquiera, personaje de Nosotros los Nobles que fingía ser español cuando era cholulteca y que de nuevo hace referencia a Puebla, me carga la ching… Pero bueno, lo sucedido con la supuesta profesional de la salud mental deja en claro la ineficiencia de las autoridades federales, estatales y locales.
Ahora es evidente que cualquier charlatán con dos gramos de seguridad puede hacerse pasar lo que sea.
Es así como una mujer que se llama Marilyn Cote, sin mayores conocimientos en edición y con una enorme falta de amor propio y hambre de validación, puso en riesgo la vida de personas deseosas de trabajar en sus problemas emocionales y mentales. No solo eso, además, dejó en ridículo a gobiernos y empresas.
A empresas porque ni Torres Médicas ni Fifty Doctors ni las farmacéuticas fueron capaces de detectar el fraude que esta mujer representaba. Ni es socia de la empresa norteamericana ni tiene las facultades para recetar medicamentos y menos controlados.
¿Y nos preguntamos por qué México es un narcoestado?
A las empresas les vale madre quién compre, lo importante es vender. De esa grieta debe provenir el abasto de buena parte de los principales activos de los estupefacientes que se maquilan en México.
Por otro lado, está el ridículo que hicieron los gobiernos.
El Gobierno Federal y COFEPRIS no pudieron detectar a la pseudo especialista en Neurociencias. Esta mujer estaba convirtiendo a personas con padecimientos, seguramente controlables con terapia o con medicación suave, en adictos.
Esto, sin contar con que no hacen la revisión de las cédulas profesionales de quienes expiden recetas. Menos hacen un cruce de bases de datos con las farmacéuticas.
La Fiscalía General de la República debería iniciar una investigación contra varios entes gubernamentales.
El Gobierno Estatal fue partícipe de la presentación del libro de la supuesta doctora, de quién no revisaron tampoco credenciales. Menos pidieron referencias a colegas o colegios, ¿eso implica que a cualquier chango le dan una banana?
Hace años, un supuesto príncipe africano logró engañar al gobierno de Puebla y que este le patrocinara un viaje por Canadá y Estados Unidos. Hace más de 20 años que sucedió y creí que nunca volvería a pasar, pero pasó.
La Secretaría de Cultura presentó el libro escrito, editado, publicado, comercializado, curado y drogado por Marilyn Karina Cote Mendieta. Y claro, se pueden excusar porque INDAUTOR le dio el ISBN a la brillante científica, pero de una u otra manera, no hubo una revisión de las autoridades.
¡Se les coló la señora a todos!
Ahora no sabemos a cuántos charlatanes hemos visto en eventos del Gobierno de Puebla.
Por si fuera poco, hay denuncias contra Marilyn Cote desde 2020, eso quiere decir que, a pesar de haber tenido conocimiento del tema, la Fiscalía no investigó y le permitió seguir operando y envenenando gente.
También quedó claro que el Ayuntamiento de San Andrés Cholula falló. Le expidieron una licencia de funcionamiento para un consultorio en la Reserva Territorial Atlixcáyotl y nunca verificaron si la solicitante tenía o no las credenciales para otorgar el servicio del que supuestamente era especialista.
Todos los niveles de gobierno nos fallaron.
Aquí la única chingona es nuestra Peter Pintado de la criminología, nuestra Frank Abagnale tlaxcalteca, nuestra Anna Sorokin de la siquiatría mexicana. ¡No mmr!
Decía Iván Ramón, chamán de la Ciudad de México, al que entrevistó Jacobo Grinberg —el desaparecido hermano del actor Ari Telch— y que registró en su libro Psicología Autóctona Mexicana:
“La enfermedad mental es, según este chamán, producto de la interferencia que seres de bajo desarrollo tienen con el cerebro y la mente humana. Estas interferencias son provocadas por trabajos de brujería en los que se ordena a un ‘bajo astral’ interactuar con un cerebro normal para afectar sus circuitos neuronales y desencadenar explosiones energéticas desequilibrantes”.
Así, mientras las autoridades y legisladores nos fallan, nosotros tenemos que lidiar con una enferma mental poseída por seres de bajo desarrollo, se llama Marilyn Cote.
¡Este es mi México mágico!