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viernes, octubre 4, 2024

Reconoce Claudia Sheinbaum a López Obrador como el mejor presidente de México

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El recinto legislativo de la Cámara de Diputados vibró con una emoción difícil de contener. Claudia Sheinbaum, vestida en un atuendo bordado por manos oaxaqueñas, subió las escalinatas del Congreso de la Unión entre aplausos, saludos a las cadetes y vítores que se perdían entre los flashes de las cámaras. El sitio fue el lugar perfecto para reconocer la trayectoria de Andrés Manuel López Obrador y su legado en el país.

“¡Es un honor estar con Claudia hoy!”, corearon los presentes, cuando el reloj, marcando las 11:36 horas, presenció el momento en que Andrés Manuel López Obrador entregó la banda presidencial a la nueva mandataria de México, la segunda emanada de Morena.

Ifigenia Martínez, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, con la energía que le quedaba de una larga trayectoria de lucha política, le pasó el emblema a Sheinbaum, quien con la firmeza de su voz tomó el mando del país e inició formalmente su mandato de seis años.

En su discurso de toma de protesta, Sheinbaum no dejó lugar a dudas: el legado de López Obrador quedó grabado en la historia como el presidente que impulsó una revolución pacífica, palabras que resonaron en el recinto entre aplausos.

“El dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna. El presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas, el que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo y para millones, aunque a él no le gusta que se lo digan, el mejor presidente de México. El que inició la revolución pacífica de la Cuarta Transformación”, externó.

El salón de Pleno se mantuvo a la expectativa mientras Sheinbaum repasaba el camino recorrido por su predecesor, de quien recordó el juicio de desafuero en su contra que fue visto como un intento de fraude anticipado para la elección venidera.

“Hace exactamente 19 años, en este mismo recinto, en un atropello a la libertad, el Jefe de Gobierno de entonces, Andrés Manuel López Obrador, frente a aquella legislatura, pronunció un discurso que cimbró para siempre, la lucha por la democracia” dijo Sheinbaum al recordar aquel juicio de desafuero que enfrentó.

Además, resaltó la cita de su histórico mensaje: “Me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia”.

Sheinbaum apuntó que, aunque López Obrador había insistido en no recibir homenajes, monumentos ni distinciones, su lugar en la historia de México ya estaba asegurado y destacó que su figura, trasciende cualquier estatua o calle con su nombre, pues su verdadero legado reside “en el corazón del pueblo de México”.

La nueva presidenta también recordó el compromiso de López Obrador con los más vulnerables, principalmente en su defensa de los pueblos indígenas y afromexicanos, un tema del que, dijo, no fue casualidad que justo antes de su retiro se publicara la reforma constitucional que otorga plenos derechos a estos grupos históricamente marginados.

El reconocimiento fue amplio: Sheinbaum manifestó que el expresidente se retiró como un demócrata convencido, “un maderista” que mantuvo un compromiso inquebrantable con los ideales de justicia y democracia, valores que aprendió desde su juventud cuando trabajaba con comunidades indígenas.

“Su último libro lo titula Gracias y hoy le devolvemos el agradecimiento. Profundas gracias, gracias, gracias por siempre, ha sido un honor luchar con usted, hasta siempre hermano, amigo, compañero, Andrés Manuel López Obrador”, expresó.

Sheinbaum realizó un llamado a la reflexión colectiva sobre los cambios estructurales que experimentó el país en los últimos seis años, mientras
delineaba con precisión el camino que seguirá su mandato bajo la bandera del “Humanismo Mexicano”.

Un llamado a evaluar “con la cabeza fría” los avances de la última administración, fue parte del discurso y con una serie de preguntas retóricas, planteó un análisis comparativo que contrastó las cifras y realidades previas al gobierno de López Obrador con los logros alcanzados durante su sexenio.

Destacó cómo 9.5 millones de mexicanos, según datos del Banco Mundial, salieron de la pobreza en tan solo seis años. Además, manifestó que estos avances se lograron sin incrementar impuestos, desafiando los paradigmas económicos del pasado.

“¿Cómo es que sin subir impuestos se redujeron las desigualdades? ¿Cómo es que somos de los países de la OCDE menos endeudados y con una moneda fuerte?, ¿Cómo es que somos de los países con menos desempleo?

“¿Cómo es que hay más bienestar y al mismo tiempo ganaron más los empresarios y los bancos?, ¿Cómo es que estamos en récord de inversión extranjera directa y al mismo tiempo aumentaron los salarios? ¿Cómo es que aumentó el salario mínimo y no subió la inflación?”, cuestionó.

Este análisis fue el preámbulo para su afirmación contundente: el modelo de desarrollo del país había cambiado para bien. Según Claudia Sheinbaum, la transformación fue posible gracias al abandono del modelo neoliberal.

Uno de los momentos más resonantes de su discurso fue cuando Sheinbaum deconstruyó ese mismo modelo neoliberal que rigió al país durante 36 años, el cual, afirmaba que el aumento del salario mínimo generaría inflación y que la corrupción era una condición inherente a los gobiernos. Para Sheinbaum, los resultados de la Cuarta Transformación demostraron que todo eso era falso.

Sheinbaum dejó en claro que su gobierno continuará con la misma visión de López Obrador, colocando siempre a los más pobres como prioridad. Y en esa arenga citó a Benito Juárez: “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”.

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