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sábado, noviembre 23, 2024

Hasta Cáritas le vieron la cara

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Uno de los aspectos más mezquinos cometidos por la runfla de funcionarios que dejó Eduardo Rivera Pérez en el Ayuntamiento de Puebla fue utilizar a una organización que se ha caracterizado por su noble labor altruista para disfrazar la ilegal entrega de despensas a líderes y operadores del PAN durante la pasada campaña electoral. La trampa consistió en utilizar un dudoso programa denominado Nutrición de 10, que solo se impartía de manera virtual, para que el DIF municipal solicitara una ampliación de 40 millones de pesos para la compra de despensas. De esa cantidad, 5 millones serían entregados al Banco de Alimentos, que está bajo el control de la organización Cáritas Puebla, dedicada desde 1973 a ofrecer apoyos alimentarios, médicos, educativos y sociales a personas en condiciones de vulnerabilidad. Los restantes 35 millones fueron utilizados para adquirir las despensas que el DIF municipal entregó en plena veda electoral y que, tal y como lo asentamos en este periódico, siempre tuvo como objetivo la coacción y desvío de recursos con fines electorales. Hoy se sabe, además, que los productos fueron proporcionados por Abastos y Distribuciones Institucionales SA de CV, a la que se le otorgó el contrato. La evidencia de que se trataba de un plan dirigido para
respaldar a los candidatos del PRIAN se encuentra en la fecha de asignación del contrato: 2 de mayo. Las cláusulas establecían que la empresa tenía hasta el 19 de agosto para entregar todos los paquetes, pero 17 días después de la firma del documento, el Ayuntamiento de Puebla comenzó con la logística de distribución en juntas auxiliares, cuyos presidentes tienen una filiación panista, como San Baltazar Tetela, San Pedro Zacachimalpa, Ignacio Zaragoza y Romero Vargas. ¿Por qué la premura en la entrega de las despensas si se podía realizar después de la elección del 2 de junio? El regidor Ernesto Aguilar, por ejemplo, advirtió que ediles auxiliares como Juan Carlos Rodríguez Victoria, de La Libertad; Ángel Soto, de San Jerónimo Caleras, o Juan Manuel Colín, de San Baltazar Campeche, ni siquiera fueron informados sobre la entrega debido a que no son militantes del PAN. La premura en la entrega de los apoyos es evidente que respondió exclusivamente a fines electorales. Lo repugnante es que para esconder sus desvíos, la administración municipal, que quedó en manos del velador más caro de la capital, Adán Domínguez Sánchez, fraguó una simulación al incorporar entre los apoyos a Banco de Alimentos que está muy lejos de las mapacherías de la runfla de lalo Rivera y eso que los responsables de la institución de beneficencia también simpatiza con la derecha. Este engaño demuestra que en su afán por mentir y utilizar recursos públicos para la elección, la gestión panista no tuvo empacho en involucrar indirectamente a la Curia. Ahora entiende por qué el dicho de que los Santos Varones de la ultraderecha, entre ellos los del Yunque, con la misma mano que se persignan, le levantan la falda a la secretaria.

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