La Cuarta Transformación nos trae lecciones con remembranza divina.
Sus aguas lustrales borran los pecados.
Recibe a los paganos.
Y cuando el pagano se sumerge en las aguas lustrales aparece redimido.
La redención es una operación que limpia los actos del pasado.
Les da otro sentido.
La teología católica desarrolló toda una doctrina de la redención.
(Lo civil de la política, como querían los ilustrados liberales del siglo XIX mexicano, fueron investidos del dogma religioso. Lo político, aún en su secularidad, posee connotaciones provenientes de la fe y sus simbolismos.)
El 2018, inició con el perdón obradorista.
Las hordas de paganos devotos que lanzaban incienso a sus deidades regresaban contritos y humillados a pedir perdón al nuevo referente.
Los paganos adquirían la nueva fe.
Las indulgencias, que tanto criticó el monje Martin Lutero, y que generaban ganancias al Vaticano, fueron rescatadas en la fe de los neoobradoristas.
Estas huestes devotas se sumaron a los puros del morenismo fundacional.
De lo pagano y lo originario apareció un nuevo bloque político.
El ser nacional de la política está impregnado de exvotos, teologías medievales, y algunos actos propios de la nobleza religiosa.
Ya en el 2024, las conversiones de los priistas, panistas, y demás tribus políticas, a la fe de la Cuarta Transformación, abundaron.
Políticos neoliberales que abjuraron de sus dioses.
Cimitarras en mano, los paganos destruyeron sus templos, o al menos, los escondieron bajo tierra y colocaron sus riquezas en paraísos fiscales.
En el 2024, las hordas de políticos priistas y políticos fifís emigraron a Morena, un partido del desarrollismo nacionalista, progresista y en la órbita de la izquierda latinoamericana, en el cruce social de América del Norte, y ejemplo para los socialistas europeos.
La dirigencia del partido limpió sus pecados veniales.
Los eximió de toda culpa.
Los vistió con ropajes guindas.
Sólo las sectas anabaptistas de Thomas Müntzer y los teólogos heterodoxos se opusieron a lo que consideraron ultrajes a la fe, descomposición de las creencias profundas y de la doctrina correcta.
Se opusieron a la llegada de los gentiles.
Pero como bien anotó el apóstol Pablo, el camino a Damasco lo condujo al universalismo de la fe cristiana.