El Mundo Peluche salió al rescate de la derecha derechosa.
La derecha, vamos a ocupar ese calificativo ideológico, emprendió una campaña al estilo de la Familia Peluche.
La campaña de la derecha acudió en un SOS al actor de Ludovico Peluche, Eugenio Derbez.
El actor de la familia Peluche grabó un video en el que, con un discurso, presuntamente apartidista, “llama a votar” a los jóvenes.
El video repite, con argumentos parecidos, el discurso del historiador Enrique Krauze, quien pide a los jóvenes a votar.
Krauze es un promotor de la campaña de Xóchitl Gálvez.
Derbez criticó las Becas universales del Gobierno de la 4t.
“…y estás genuinamente conforme con los pequeños apoyos que te da el gobierno”.
Además, sugiere echar fuera al gobierno a la Cuarta Transformación:
“Si en las elecciones pasadas (de 2018), votamos por desesperación y no nos gustó, ¡pues echémoslos para afuera! ¡Ya aparecerá el bueno! Y si sí les gustó, pues voten para que se queden.”
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La derecha apela al miedo.
La derecha mexicana le gusta “jugar con el miedo”.
En el 2006, esa derecha, al parecer es la misma derecha, grabó spots calificando a Andrés Manuel López Obrador como “… un peligro para México”.
La moral se funda en el miedo.
Al menos la moral de la derecha mexicana.
Apela a las deidades religiosas.
Apela al sentimiento religioso.
Apela a la culpa.
Y busca ahí, en ese imaginario difuso, cómo “crear miedo”.
Hace 12 años, esa derecha emprendió una guerra de lodo en contra de los partidos de izquierda y su candidato a la presidencia.
Inventó una narrativa aventurando que, en el eventual triunfo de Andrés Manuel López Obrador, en la campaña del 2006, crearía una debacle económica. La narrativa del miedo desde la derecha.
En el 2018, la derecha insistió con las comparaciones superfluas: señaló que si ganaba López Obrador, México se volvería una república chavista, la Venezuela del norte.
En el 2024, la derecha saca a sus bots, manda sus fake news y coloca como tendencia, a través de la guerra en las redes, que Andrés Manuel es un “narcopresidente”.
Pero los electores, no se creen esta tendencia inflada.
Esa narrativa del 2006, más el apoyo de los entonces gobernadores priistas en la elección presidencial frenó el triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
La derecha y el PRI, siempre aliados, crearon el fraude electoral del 2006, tal y como lo denunció Andrés Manuel.
La derecha sigue sacando sus consignas de los sesenta:
“Cristianismo sí, comunismo no”.
Esta operación discursiva toma un nuevo ropaje, pero los electores no caen en esta red de fake news.
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Hoy, en un escenario muy adverso, y con las encuestas en contra, la derecha le apuesta al escenario del “miedo”.
Mientras los morenistas preparan su cierre de campaña en la ciudad de México para este miércoles, la derecha insiste en su narrativa del “miedo”.
Frente a las preferencias electorales que colocan a Claudia Sheinbaum como la virtual ganadora de la elección del 2 de junio, la derecha insiste en el discurso del “miedo”.
La derecha le apostó a la “marea rosa”, disfrazando de movilización ciudadana una movilización partidista pintada de azul.
La derecha le apostó a descalificar a Claudia Sheinbaum a quien, sin prueba alguna, la acusó de “narcocandidata”.
La derecha acusa de “autoritaria” a Claudia Sheinbaum y a Andrés Manuel López Obrador.
Peros sus acusaciones también caen en tierra estéril.
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La derecha derechosa le apostó todo, del 2018 a la fecha, a la narrativa del “miedo”.
El próximo domingo veremos el resultado de esa apuesta.
La hipótesis que este texto sostiene es que la Cuarta Transformación mantendrá la presidencia de la República y varias gubernaturas, entre ellas la de Puebla, con Alejandro Armenta.
La siguiente línea debe leerse después del 2 de junio: “lo que sigue es cómo construirá la Cuarta Transformación su hegemonía y cómo materializará las promesas del segundo piso de la Cuarta Transformación”.