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jueves, noviembre 21, 2024

El fracaso de Xóchitl

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El segundo debate entre los candidatos presidenciales permitió comprobar que Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz es un personaje construido al vapor y que está en franco declive porque la oposición —y sobre todo el país— no necesita a una mujer capaz de hacer gracejadas o decir groserías, sino a una abanderada que pueda articular un proyecto congruente, explicarlo y demostrar que su opción es tan viable para generar confianza en el electorado. A eso hay que sumarle a una mujer que aparece a cuadro enojada, sin carisma y sin las tablas suficientes que solo da el oficio político y la experiencia de gobierno. En el sexenio de Vicente Fox Quesada fue una de las mujeres con mayor poder y era considerada casi una secretaria de Estado. Conoció de primera mano las necesidades y realidades del país, conoció el entramado del gobierno para abrir y cerrar recursos para atender los problemas. Todo ese bagaje no se ve en la candidata. Por el contrario, a cámara apareció una política que saltaba entre justificar las torpezas de la administración a la que perteneció, ideas inconclusas, sin tino y ataques por doquier. En la estrategia de un debate es fundamental demostrar soltura, seguridad, inteligencia, reflejos y, sobre todo, saber quién eres, lo que quieres, cómo es lo que conseguirás y, a la par, el oficio para apabullar al contendiente. Eso no es Xóchitl Gálvez. ¿Qué sí es? La ocurrencia, el nerviosismo, la poca claridad de qué va su proyecto. Tomar los principales problemas del país, es un buen recurso para sensibilizar y abrir la puerta, pero si no va acompañada de una alternativa clara, sustentada y viable a oído de los electorales, sencillamente no sirve de nada. Eso tampoco consiguió la candidata del PRIAN. En
ese sentido, Jorge Álvarez Máynez tiene una mejor retórica, argumentación y sensibilidad para transmitirlo, pero su figura no tiene el alcance del candidato ganador y el grueso del electorado así lo entiende. Para hacer justicia, es necesario mencionar que Xóchitl Gálvez lució mejor en este segundo debate, pero precisamente esa aseveración termina por confirmar que la abanderada de la oposición no está cumpliendo con el papel que debe jugar. Cómo estará el asunto que en el primer debate hasta los principales odiadores de la 4T advirtieron el fracaso monumental de Gálvez Ruiz. Que haya mejorado no sirve de nada, nunca pudo ser contundente, mortífera. Un frasquito de agua sucia para que lo beba el contrincante no pasa de ser un recurso chafa para ganar aplausos, pero no convence a nadie. De ahí que Xóchitl Gálvez nuevamente tuvo en sus manos a Claudia Sheinbaum y otra vez la dejó ir viva. En política sino matas solo fortaleces a tu enemigo. En un debate si no logras conectar con el electorado, no sirve de nada cualquier propuesta por más brillante que pudiera tenerse. La senadora de Hidalgo sencillamente no está a la altura de la responsabilidad que le toca. Todavía queda otro planteamiento en el tintero: Después de conocer las encuestas que se mantienen sin variación y después del 2 de junio, ¿quién dará la explicación y asumirá la responsabilidad del fracaso de no tener una alternativa a la 4T?

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