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miércoles, mayo 15, 2024

Armenta vs. Rivera (primer corte de caja)

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A casi un mes de iniciada la contienda y a un mes y días para los comicios constitucionales, el panista Eduardo Rivera Pérez actúa como si no fuera a ganar. Como si ya tiró la toalla. No es que no haga giras, no es que no convoque a sus seguidores. Está claro que está metido en su campaña, pero sigue sin una línea discursiva que emocione y sin mostrar por qué los poblanos deberían votar por él.

No se le ve convenciendo a los indecisos. Está con su público panista, en un ambiente más cómodo, donde no genere problemas.

Es la primera vez que Rivera se enfrenta como el verdadero jefe de campaña, pues en el 2010, su triunfo se debió en gran medida al arrastre que traía Rafael Moreno Valle en la entidad. El desgaste del marinismo (iba contra Mario Montero) y el escándalo Lydia Cacho.

En el 2018, Rivera perdió la alcaldía poblana por el efecto López Obrador.

En el 2021, el panista ganó por el desgaste de Claudia Rivera Vivanco en el gobierno y porque Miguel Barbosa Huerta siempre apoyó al panista. No quería que la morenista se reeligiera en la capital poblana. Barbosa siempre presumió en público y en privado su buena relación con Rivera Pérez.

Ahora, Eduardo Rivera va solo.

Y eso, quizá, es lo que no ha entendido.

No le ha caído el 20 que él es quien debe llevar la campaña total. No mirar hacia otro lado mientras se devoran a sus correligionarios (Mario Riestra, por ejemplo). Pero esa ha sido la historia del panista.

Nunca se confronta, sólo ve por él y por el grupo al que representa (El Yunque). No se compromete y cierra los ojos cuando algo o alguien actúa mal en su grupo, como el escandaloso caso del bro. Fernando Cortés.

La diferencia con su adversario, el morenista Alejandro Armenta Mier, es que su partido gobierna no sólo el país sino la entidad y una buena parte de municipios y cuenta con una mayoría legislativa a nivel local.

Armenta, en el tema de la percepción, arrancó como el favorito y no ha cambiado esa idea generalizada: cafés, restaurantes, taxistas, conductores de Uber, divisan el triunfo de Armenta sobre Rivera.

En todas las encuestas, hasta las que favorecen más a Rivera Pérez (como es el caso de Massive Caller) gana Armenta.

Armenta sí se echó en la espalda la elección estatal completa.

Municipios donde los números no favorecen a Morena o se nota la división interna, ahí aparece Armenta o sus principales operadores para apagar los fuegos correspondientes, como es el caso de las Cholulas en donde Karina Pérez Popoca no hizo química con Víctor Correau Galeazzi.

Armenta sí sale a respaldar a Pepe Chedraui; a deslindar al gobierno del estado si es que lo intentan meter en la polémica de la contienda. Armenta está en todo el terreno operando y construyendo puentes para asegurar su triunfo.

Son dos estilos totalmente opuestos para hacer política, Rivera Pérez es más tibio y prefiere cuidarse él y sus intereses (también los de sus familias custodias) y Armenta Mier trae los guantes puestos para defender a su equipo y a él. No titubea. De ser necesario finta y coloca un jab o un uppercut.

Armenta está más echado para adelante.

Rivera duda más en sus movimientos.

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