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sábado, noviembre 23, 2024

La Tercera Voz 32

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La semana circula melancólica, acaso pausada. No hay
lunes, ni jueves. Se han borrado. Se fueron a otros lares
menos silentes.

Domingo:

(El domingo del sombrero)
Algo o alguien le ha hurtado a Ella el alma. Ella ha extraviado desde entonces el soplo. Y en esa zona “deshidratada” de su SER se ha albergado además de la ausencia, la
nostalgia. Sólo que en este auto exilio de Ella los sentidos
se agudizan. Esos duendes traviesos de las tierras del no
tiempo seguramente retozan con el alma de Ella. Y con el
alma se han llevado también la palabra esperanza. Desde
entonces, Ella sólo sobrevive. Pero tramposa que es, se inventa la vida y hasta cree que vive a veces como zombie en
esa rutina que llaman días. Respira, inhala y exhala.
Ella sabe que rescata toda la fuerza perdida de la semana
los domingo de iglesia, de encuentro con el mundo de afuera. Y se viste, y se disfraza y se encarna en otros personajes,
intrusión que le permite olvidar sus propias voces; esas que
tanto la atosigan la de Natalia, Sofía, Rafael, Noré y habitarse de unas nuevas, desconocidas, más atrevidas, quizá
juguetonas y elocuentes también. Así que saca de uno de
los cajones del clóset ese sombrero que alguna vez le trajera
de Inglaterra su amiga Giraffe. Y se lo pone con qué algarabía y deposita en él la robada palabra “esperanza” para
rescatarla de una vez por todas de sus indefinidos mapas
amorosos. La búsqueda eterna de las certezas.
Llega tarde al templo y entra soberana posesionada de
todo su SER.
(Tono del color de la uñas: negro coágulo de sangre, costra que arrastra el tiempo).
Negro es el tono de las uñas de Ella que contrasta con la
blancura de esas manos pequeñas con venas en relieve. Y
es que desde que era muy pequeña recuerda que su pasión
por la escultura brotó cuando en las eternas carreteras en
los viajes de familia Ella no podía dormir en el auto. El
padre conducía la mayoría de las veces a una velocidad de
tortuga y el transporte le parecía infamemente largo. Para
no aburrirse y no marearse Ella sacaba la mano e imaginaba que tocaba la carretera, los baches, los árboles, las montañas y moldeaba el paisaje en su memoria táctil. Y desde
cortas edades Ella habla con las manos. No hay quien no
note instantáneamente todos sus ademanes.
Entra tarde a la iglesia. Todos están sentados. Esa mirada ansiosa encuentra de inmediato a K en la cuarta fila de
la zona A, en la butaca número 5 donde metódicamente K
se sienta. Y ella camina con ese garbo y ese sombrero aliados y desafiantes por el pasillo izquierdo del recinto. Se
sienta en la primera fila, como siempre lo ha hecho desde
su llegada a las tierras del silencio. El espíritu se entona,
el espíritu se amansa.
Termina la ceremonia, Ella sale presurosa del espacio,
va por los críos y a la salida la ataja K:
–Hola Ella pensé que no llegarías pero te ví pasar con
ese hermoso sombrero, me encanta, el sombrero. Vistes
siempre con mucha gracia. ¿Oye vendrás esta tarde al festival de otoño?.
–Claro aquí estaré con los críos, ¿traerás a tus gemelas?
–Si, te busco entonces, conversamos y tomamos café.
¿Qué te parece?
–Magnífica idea.
Fin del diálogo. Ella regresa a casa y después de
tres horas de espera para el inicio del festival que es
toooooooooooda la vida, ella conduce nuevamente hacia
el punto de encuentro. A los treinta ocho minutos exactos llega K con sus hermosas gemelas. Ella no sabe cómo
aproximarse a él. Así que entra a la cafetería por un café.
Cuando sale coinciden en una de las filas para los juegos
de los niños. Charlan 10 minutos que luego son una hora
hasta contabilizar dos horas veinte minutos. Nada gratifica más que una buena conversación. Hablan como si
tuvieran esa sed de adivinarse y coincidir casi en todo.
Almas que se afanan en entonarse paralelas. Él se despide
y no quedan en nada.
De regreso a casa Ella le envía un mail.
–K: gracias por el tiempo y la conversación. Se escurrió
el tiempo como agua entre los dedos. Espero tengas un
viaje exitoso a Nueva York.

 

Martes:

(Llueve en el cuarto…)
Ella no duerme desde las 2:15 de la mañana, Morfeo parece rabiar con Ella y la castiga con toda su ira. El cielo
en Frisco está de picada, literalmente cayéndose. No hay
nada que le produzca más pánico a Ella que las tormentas eléctricas, los rayos y sus impetuosos ruidos. Aterrada
está. Baja entonces y sin permiso de nadie sube a la perra
Dalila y la acuesta a su lado. La perra está también aterrada y gime despacito. Gemido crónico. Ella siente agua en
su cuello. Baja por una cubeta que luego son cinco para
las goteras.

Miércoles:

Llueve en el cuarto. Llueve y ese goteo incesante espanta de un todo el sueño de Ella. Así que se acurruca con
la perra Dalila en una de las tiendas de campaña de los
críos. Abandona su habitación y descansa por fin un poco
de 6:30 a 7:15 am. Casi deja a los críos el camión escolar.
Ella ha pasado una noche de perro con perra. Al menos K,
no se aparta un instante de su mente.
Ella recibe un mail de K.
–Gracias por tu mensaje, yo disfruté muchísimo tu
compañía y la buena conversación. Tu actitud positiva
me alienta. Siéntete en libertad de contactarme cada vez
que quieras conversar con alguien. Ahí estaré para ti.
Ella no responde. –Tómalo con calma, dale tiempo, él
es lento – le dice a Ella una de esas voces internas, la
única prudente y recatada que lleva por nombre “Rafael”. La pasión, esa espada afilada que cabalga inquieta con su griterío. Pero Ella escucha atenta la voz de la
mesura. Asiente y obedece. No responde, así esas manos
breves, eternamente agitadas, esas uñas negras, esas venas abultadas por la sangre, no puedan abandonarse al
sosiego de la no inmediata respuesta. Pero gana la voz
de Rafael y toda Ella acata trémula los designios de la
sapiencia.
K no llega al dichoso cursito de la tarde. Está de viaje.
Nada sucede en el curso. Sólo palabras.

Viernes:

La amiga Mónica invita a Ella a un concierto de la Orquesta Sinfónica de Dallas al Meyerson Symphony Center. El
programa: Música para el Espíritu en Duelo, del compositor holandés Rudolf Escher y el Ballet Suite de Romeo y
Julieta de Prokokiev. Intensa y dulce, como si las traicioneras memorias danzaran sonrientes, descaradas. Tono
del color de las uñas negro de ingrato recuerdo. Negro
de acre dolor. Las amigas se dejan llevar por la música. Si
acaso parpadean.
Después del concierto van a cenar a una terraza de tapas españolas, “Sangría” lleva por nombre el acogedor
lugarcito. Las atiende Ramón, un encantador mesero
michoacano. Exquisitos los dátiles rellenos de almendra,
queso manchego y cubiertos con tocino al horno. Las tapas perfectas. La sangría les reestablece el SER. Les devuelve la alegría, el ímpetu. Se instala el silencio. Mónica
lo rompe y esgrime:
–Amiga estás hermosa, yo sólo quiero que alguien me
llore, pero nadie nos está llorando.
Ella sólo la mira. Pagan la cuenta. Suben al auto y regresan a casa a una hora de distancia. Colocan música,
cantan y gritan con qué euforia, con qué bríos, arcoiris
de risas y pronta alegría. Pronta y efímera.

Sábado:

Llegan a casa. La soledad de los cuartos. La noche fría.
Ella se dirige a su húmeda habitación. Ha caído la noche
como ayer, antier, hace tres días, cinco, trecientos años,
no cesa la lluvia, Peter Gabriel entona Love to be Loved
:
(Aaaaahi, byeeee)
So, you know how people are
When it’s all gone much too far
The way their minds are made
Still, there’s something you should know
That I could not let show
That fear of letting go
And in this moment, I need to be needed
With this darkness all around me, I like to be liked
In this emptiness and fear, I want to be wanted
‘Cause I love to be loved
I love to be loved
Yes, I love to be loved
I cry the way that babies cry
The way they can’t deny
The way they feel
Words, they climb all over you
‘Til they uncover you
From where you hide
And in this moment, I need to be needed
When my self-esteem is sinking, I like to be liked
In this emptiness and fear,
I want to be wanted
‘Cause I love to be loved
I love to be loved
Oh I love to be loved
This old familiar craving
I’ve been here before, this way of behaving
Don’t know who the hell I’m saving anymore
Let it pass let it go let it leave
From the deepest place I grieve
This time I believe
And I let go
I can let go of it
Though it takes all the strength in me
And all the world can see
I’m losing such a central part of me
I can let go of it
You know I mean it
You know that I mean it
I recognize how much I’ve lost
But I cannot face the cost
‘Cause I love to be loved
Yes I love to be loved
I love to be loved
I love to be loved
I love to be loved
Yes I love to be loved
Ella no duerme pero se arrulla en el océano azul in

menso y cálido de la mirada de
K. Allí se detiene, allí se
cree un poco más eterna.
…En esa mirada franca me pierdo, el SER que encarna y
reencarna per secula seculorum. Se incorpora en otro SER y
en otro y en otro. Hasta. Que. Regresan. Mis. Propios. De

monios. Y. Se. Reincorporan. En. Mi. Sombra. Se. Anudan.
Y. Reanudan. Y. Entones. Tú. Apareces. Y. Yo. Sueño. Que.
Levito. Me. Detengo. Descanso. En. Tu. Mirada. Me. Disperso. Algodón. Dulce. Y. Tibio. Ante. La. Urgencia. De. Estos.
Labios. Que. Succionan. Sin. Respuesta.

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