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sábado, noviembre 23, 2024

La Tercera Voz 27

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La semana se erige con sus desalientos y sus sombras
trashumantes.

Lunes:

Pelusita llama a Ella desde México para anunciarle la fatídica muerte de la madre de Mónica A.
Cuando Ella llegó a México, Mónica fue la primera amiga que conoció y desde entonces entendió a muy corta edad de los amores femeninos eternos. Enhebrados por
siempre. Amores intemporales anidados en el SER, ajenos a los caminos que se bifurcan. Con Mónica lloró en la infancia y cuando se asomaba la incipiente adolescencia por los primeros desamores, por las separaciones de los padres y las historias trágicas de familia, –esos nudos patológicos–, por las certezas que se quebrantan y las
almas áridas que resisten. Así crecieron juntas, colmadas de amistad. Ella entonces desarrolló una fascinación hacia la madre de Mónica, por su dulzura, su cautivadora
belleza, su inteligencia, su dolor escoltado por la sonrisa, el silencio y la sombra de la resignación.

La vida es una perra que hinca sus dientes sin mirar a quien y existen seres alados que sólo asienten y sobreviven estoicos las abyecciones del destino. Así era la mamá de Mónica, una Diosa serena y apacible. Con una capacidad infinita para el amor. Simplemente hermosa.

La amistad es sustancia de salvación. A la distancia las noticias aciagas golpean con todos sus bríos. Es la ira de los Dioses. Ella está abatida con la primicia, su mar interno no abastece los plañidos.

Se paraliza Ella, cierra los ojos y se empapa en los recuerdos de esa infancia y se ase a ellos. A la ya mucha distancia se abraza con Mónica en abrazo hermano y también eterno.

Ella escucha a Peter Gabriel que canta I Grieve:

It was only one hour ago
It was all so different
Nothing yet has really sunk in
Looks like it always did
This flesh and bone
It’s just the way that we are tied in
But there’s no one home
I grieve… for you
You leave… me

So hard to move on
Still loving what’s gone
Said life carries on…
Carries on and on and on… and on

The news that truly shocks
is the empty, empty page
While the final rattle rocks
Its empty, empty cage…
And I can’t handle this
I grieve… for you
You leave… me

Let it out and move on
Missing what’s gone
Said life carries on…
I said life carries on and on… and on

Life carries on in the people I meet
In every one that’s out on the street
In all the dogs and cats
In the flies and rats
the rot and the rust
In the ashes and the dust

Life carries on and on and on…
Just the car that we ride in
The home we reside in
The face that we hide in
The way we are tied in
As life carries on and on and on… and on
Life carries on and on and on…

Did I dream this belief
Or did I believe this dream
How I will find relief
I grieve…

La vida acosa. Cuántas pérdidas en tan poco tiempo.
Muchas. Demasiadas. Y la vida que se va.

Martes:

(El alacrán el alacrán, el alacrán te va a picar…)
Así tal cual sucedió. Ella, tras haber salido a acompañar a los críos a que tomaran el transporte escolar, regresa a casa a ducharse. Sale de la regadera. Pisa el delicioso tapete blanco. Siente que una aguja afilada se incrusta en ese centro del erotismo, el pie. El dolor es agudo, con dificultad logra ponerse una bata y gritarle a Chave para
que suba a socorrerla. A un lado del tapete reposa el diminuto e insolente escorpión güero.

La mirada de Ella se nubla. Suda copiosamente. La pesadez del cuerpo es insoportable. La lengua se adormece. A Ella le cuesta trabajo hablar. Suben a Ella al coche a, la llevan al hospital más cercano a 8 millas de distancia. En el trayecto, –Ella apenas rememora– escucha voces difusas que le preguntan cómo se siente. Le limpian la baba que sale en abundancia de su boca. Ella tiembla y hasta delira. Mónica conduce a prisa y con seguridad. En el trayecto se comunica con J. y le pide que por favor las alcance en el hospital. Él arriba. Ella no recuerda nada. Convulsiona. Se desvanece. Despierta. Todo ha pasado.

A su lado está J., él tiene ese brillo en la mirada que da la inteligencia, toma la mano de Ella. Ella descubre de pronto cuánta simpatía siente hacia él y reconoce también que la simpatía se sacia con el silencio. Ella duerme.

Duerme. Logra seguir viviendo, trémula, con la respiración a medias.

Miércoles:

Ella regresa a casa de J., él le propone hacerse cargo de ella unos días mientras se restablece. Ella acepta. Bien decía el amigo Lalo que la soledad era tan ingrata que cuando te acostumbrabas a ella, se iba así no más. J. es cinéfilo, tiene una sala de cine en el tercer piso de su casa con 13 butacas en cuero negro y una colección de más de tres mil
ochocientas películas. El sonido es celestial, Bose surround system. Él propone ver la película Across the Universe de la directora Julie Taymor, un musical inspirado en la década
de los sesenta y que articula una historia de amor con más de treinta canciones de los Beatles.

Ella se muestra un poco renuente a la propuesta, los
Beatles no son precisamente “lo suyo”. Empieza la función, con palomitas y todo el numerito. Hay dos manos que se aproximan y no se enlazan, evitan tomarse y desatar el deseo. Así que se contienen. Extraordinaria la película. Soberbia la música. Preciosista todo el film como J. Ligerito. Ella permanece habitada por esa música y se pierde en la espléndida voz de Prudence que entona

I want to hold your hand:
Oh yeah, I’ll tell you something
I think you’ll understand
When I say that something
I want to hold your hand
I want to hold your hand
I want to hold your hand

La mano, puente de una promesa que nadie ofrece ni
nadie arrambla.

Jueves:

Ella recibe una llamada del Kilimanjaro:
–Ella ¿dónde esta tu temple?. Ya regresa, te estás demorando en hacerlo. Te quiero y te hablo con la verdad y la crudeza necesaria para que reacciones. Huyendo no resuelves nada. Hazle de una vez frente a la vida, pon los pies en tierra, sólo te escondes de tus miedos. NO estás protegiendo a tus hijos de nada. Te refugias en tus miedos y ahí permanecerán hasta que los embistas.
–A estas alturas sólo me faltaba que me picara un alacrán y ya lo hizo –comenta Ella un tanto desconsolada.
–Regresa, encara de una vez el pleito legal que tanto estás posponiendo. Yo te espero impaciente. No estás sola. Yaaaaaaaaaaa veeeeeeeeeeeeeeen.
Fin de la conversación.
Ella duda y empaca algunas maletas por si acaso el arrebato la toma por asalto.

Viernes:

La amiga Mónica sale de viaje al país vecino. Le encarga a Ella, entre muchas otras tareas, el cuidado minucioso de los canes. Ella sale a nadar y de pronto pierde de vista a Campanita el más pequeño. El gargajo de perro chihuahueño se ha fugado solapado y diminuto. Remedo de cuadrúpedo. Ella sale desesperada con los críos a su búsqueda. Recorren en auto el fraccionamiento. Preguntan a algunos vecinos. Ni pistas del animal. Van a las casetas de vigilancia. Nada. Pasan las horas. Nada. Llegan a casa con la frustración a cuestas. Hay una llamada telefónica de una vecina que lo tiene en sus manos. De inmediato se trasladan por el liliputiense engendro. Desde entonces y hasta la llegada de su dueña el chihuahueño duerme encadenado apesadumbrado, atributo tangible de temperamentos culpables.

Sábado:

Ella recibe una llamada de su amiga Giraffe:
–Hola darling, ¿cuándo regresas, cuéntame de tus nuevos amores, cuántos amantes has estrenado, qué ha pasado con la J que conociste en el avión? Por instantes Ella no logra distinguir el tono de la conversación y duda si es o no burlesco.
–¿Amantes?, en estas tierras de la individualidad y el silencio, el no encuentro, la no mirada. !No sé de que me hablas querida!. Esta vida monástica mía merece un reconocimiento nacional a la virtud.
–Yo siempre he dicho que nada como la autosatisfacción. Darling, ¿cuántos dedos tienes en cada mano y para qué crees que son? –responde Giraffe en tono harto sarcástico.
–Muchos, pero ni pensarlo. La casa tiene sensores de movimiento, de vibración, de oscilación y hasta de pensamiento. No olvides que vivo en la sociedad vigilada y en uno de
los Estados más conservadores del país –aclara Ella.
Fin de la conversación.

Domingo:

J. pasa por Ella y la invita a nadar con los críos a su casa.
Ya parecen familia con todo y las rutinas que este proceder reglamenta. Hasta matrimonio parecen. Ni cogen. Tal cual, marido y mujer. Ella ama lo que su mirada construye, nada que ver con lo que en realidad es. El dolor la ha amansado, a Ella.

…El cuerpo en un remanso. Los evanescentes mapas del deseo. Yo, punto transparente de mi materia encarcelada. Mi corporeidad indócil. La sombra lánguida que extirpa el
soplo vital. Dolor sin memoria, sin palabras, sin oxígeno. ¿Cómo no aventajarla?, a la muerte. Grito desesperado tan grande que la aflicción se sonroja. Seres trashumantes. El alma desierta. En el epílogo se ensombrecen las luces más brillantes. El corazón demora el latido, la orla mortuoria corona la vida. La muerte insomne. Un ángel ha emprendido el vuelo lleva por nombre Jane.

 

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