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viernes, noviembre 22, 2024

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Error de marcación

Genoveva Huerta Villegas le endosó al alcalde Eduardo Rivera Pérez un gancho al hígado con efecto búmeran. Veamos: el alcalde de Puebla fijó una postura política al criticar la inconformidad presentada por la exdirigente estatal sobre el proceso interno para renovar el Comité Directivo Estatal y que permitió ungir a sus incondicionales Augusta Valentina Díaz y Marcos Castro como presidenta y secretario general, respectivamente. Al ser desacreditada por su compañero de partido en tiempos de trabajo y después de encabezar un acto oficial, Huerta Villegas fue más inteligente al exigir al presidente municipal que dejara de utilizar recursos para abordar temas partidistas. En cierta parte tiene razón y más allá de los dimes y diretes, la disputa es interesante porque abre la discusión sobre el alcance de la libertad de expresión de las autoridades sobre temas partidistas. Por lo mientras, la exlíder estatal le asestó un buen coscorrón al munícipe, quien ya se sabe que fue el principal operador de la campaña de sus empleados.

 

Pena ajena

La exalcaldesa Claudia Rivera Vivanco tuvo el infortunio de comprar la idea de financiar a pasquines electrónicos, disfrazados de portales de información, para que la ayudaran en sus aspiraciones reeleccionistas y enfrentar a sus adversarios. La apuesta, como era de esperarse, fracasó rotundamente. Muchos de los pasquines que apoyo ahora están en la incertidumbre porque no hay ubre pública que los alimente. Aunque una aventura como esta no tiene futuro, hace unos meses aparecieron algunos portalitos-pasquincitos de noticias que se han dedicado a criticar, a veces sin fundamento, todo lo que huela a barbosismo. Lo irónico del asunto es que quienes encabezan estos “medios” fueron en el pasado reciente funcionarios públicos al servicio de jefes que fueron defenestrados por excederse en sus funciones, traicionar la confianza que se les dio o, simplemente, porque decidieron que su agenda personal era más importante que la agenda del gobierno del estado. Hay, además, reporteros de estos pasquines que fueron prominentes marinistas y no tuvieron empacho en formar parte de los excesos y dilapidación de las arcas como sus jefes. Así pues, esta alianza de marinistas y La Banda de los Conejos intenta hacerse escuchar sin importarles que carezcan de la mínima solvencia para subirse a la discusión pública.

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