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sábado, noviembre 23, 2024

Se dicen cosas horribles de ti / 01

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ENTREGA I

Todos los nombres de los personajes son reales.
Todos los enredos de los personajes son ficticios.

 

1

Se dicen cosas horribles de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

En eso voy pensando cuando un policía chino nacido en Tlaquepaque me obliga a quitarme los Clarks de ante en la Sala Pedro Páramo del aeropuerto Juan Rulfo. Tras un interrogatorio muy puntual, decide que soy sospechoso de algo y me obliga a entrar en la Sala Susana San Juan, donde otro policía me mantiene virtualmente secuestrado durante media hora en lo que checan mi filiación política y mis generales. Tras deliberar con su jefe, me ofrece disculpas y dice que mi detención se debió a un error de logística del policía chino, quien me confundió con el Mini Lic.

Malhumorado, alquilo un auto híbrido Prius en un negocio turbio llamado Fox Inc. en lugar de hacerlo en el local de Hertz, que parece ser más confiable. Tras los trámites de rigor, un hombre realmente parecido al Mini Lic me entrega las llaves del híbrido y me voy a un motel llamado Sexus, pues la habitación de mi hotel no está disponible todavía. El Sexus es un motel donde hay luces moradas y rojas en el baño, así como condones usados, gel ablanda culos y una media de mujer color ala de mosca severamente dañada.

Tras dormir unas dos horas me dirijo al Hilton, donde un año antes hice mi reserva. En el vestíbulo veo a Paco Ignacio Taibo 2 hablando con Fritz Glockner. Ambos se ríen a carcajadas de Raúl Padilla, presidente fundador de la FIL, quien conversa con lo que queda de Héctor Aguilar Camín. Detrás suyo, Ángeles Mastretta se pinta los labios desaforadamente. Su parecido con Pita Amor es cada día mayor. Algo alcanzo a escuchar que le dice Aguilar Camín a Padilla sobre un Frente Ciudadano AntiAMLO y la necesidad de hacer una reunión con Ricardo Anaya, Lorenzo Córdova, Dante Delgado, Enrique Alfaro y Jorge G. Castañeda. Taibo y Fritz también oyen ecos de la conspiración de opereta y vuelven a burlarse a carcajada abierta mientras fuman un cigarro tras otro.

En Guadalajara y en la Ciudad de México, y en Tlaquepaque, se dicen cosas horribles de Raúl Padilla.

 

2

Bajo a la cantina La Reforma Uno, del Hilton, y veo en una mesa junto a la barra a Castañeda y una señora que alguna vez fue guapa. Él bebe Etiqueta Negra en las rocas.

Ella, un coctel Margarita. Él parece regañarla mientras le toca las piernas y las nalgas. Ella le dice algo de Adela Micha. Él toma el teléfono y habla a gritos con alguien que parece ser Aguilar Camín.

—¡Ya chingamos!—, grita Castañeda cuando cuelga, y le dice a su acompañante algo así como “habemus frente antiAMLO”. Luego le vuelve a tocar indistintamente las nalgas y las piernas.

A esa misma hora, en la barra del Hudson Bar, Andrés Roemer, vestido como un dandy del Congo, intenta seducir a una guapa editora española llamada Arantxa. Está rojo de beber tanto tokai. Incluso suda un poco. En una mesa, Pamela, su mujer, escribe un artículo para Vogue México sobre una película extraviada de Luis Buñuel que trata de un monje sonámbulo ligado a una secta de anunnakis (de Sumeria), y que en un periodo de doble personalidad se masturba ante la imagen de la Virgen del Carmen. Arturo de Córdova interpreta al monje del film, que tiene un extraño título que recuerda a Marx: “En las aguas heladas (del cálculo egoísta)”.

Pamela escribe ligera metida en su delgada belleza, en tanto que Roemer casi toca las piernas de Arantxa. O mejor dicho: las toca con un aire de primera intención. Una sola vez le dice “disculpa”. El resto de las veces no se inmuta. Va a la batalla como Nelson llegando a Trafalgar. Tras ofrecerle trabajo en La Ciudad de las Ideas, pasa a hablar de sus amigos: Oliver Stone, Zubin Metha, Michael Levin, Tanmay Bakshi y Ricardo Salinas Pliego. Habla indistintamente en español, pésimo inglés, mal francés, burdo italiano y buen hebreo. En un momento, mira sus calcetines alemanes FALKE, fabricados con lana devicuña. Se los presume al tiempo que los acaricia: “¿Sabes cuánto cuestan estas monadas? Más de mil dólares el par. Aunque también me encantan los Harry´s of London, hechos con fibra Cervelt: el diamante de las fibras. Esta fibra sólo puede recogerse una vez al año de los ciervos rojos de Nueva Zelanda, ¿eh? Claro que esos andan en mil 500 dólares el par.”

Una hora después, en un privado del Hilton, Roemer se presentará desnudo ante Arantxa: sólo con sus calcetines FALKE puestos. La perseguirá durante unos minutos e intentará penetrarla, pero, ella, con un codazo en el bajo vientre, logrará evadirse.

Con los años, Roemer terminará siendo perseguido hasta con una ficha roja de la Interpol.

 

3

Con su eterno suéter de universitario, José Woldenberg se toma un café en el restaurante del hotel Westin. Cuando la gente lo ve pasar, murmura: “Ahí va el último demócrata”. Antes decían que era “el último revisionista”. Y antes aún: “el último comunista”. Técnicamente, él se considera “el último socialdemócrata”.

Se dicen cosas horribles de José Woldenberg.

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