Una medida recaudatoria, que deja clara la falta de diagnóstico del Ayuntamiento de Puebla, no beneficia la reactivación económica y se trata de una “política pública de escritorio”, fue como propietarios, vecinos, locatarios y trabajadores de la zona de El Carmen calificaron al programa parquímetros lanzado por el panista Eduardo Rivera Pérez hace apenas 11 días.
Acompañados por el exregidor Edson Cortés Contreras, los inconformes convocaron a una rueda de prensa en la que además denunciaron ser víctimas de hostigamiento por parte de policías municipales, pues desde que se manifestaron contra el proyecto existe una vigilancia excesiva hacia los comerciantes e incluso les han tomado fotografías.
Una de las principales quejas de los vecinos de esta colonia es que el límite de uso de los cajones de estacionamiento es de cuatro horas, lo que los ha dejado sin opciones para aparcar sus vehículos fuera de sus domicilios al no contar con una cochera.
Esta problemática los ha llevado a pagar pensiones de autos que incrementaron su costo de 600 a 2 mil pesos tras la implementación de los parquímetros, además de que la tarifa en algunos de los estacionamientos de la zona pasó de 15 a 25 pesos, lo que significa un golpe directo a sus bolsillos.
Los vecinos inconformes denunciaron que, con la falta de espacios, han estacionado sus vehículos fuera del perímetro designado para los parquímetros, por ejemplo, sobre la 19 Oriente-Poniente, donde les han robado sus autopartes debido a la poca vigilancia.
“En eso no se puso a pensar el señor (Eduardo Rivera), él tiene su hogar y su estacionamiento para él solo, no se puso a pensar en todos los locatarios y habitantes que nos está afectando. Ponemos carros en la 19, sobre la 16 y los abren: ya me robaron las llantas, ya me robaron el estéreo, así no se puede, lo que hizo ese señor está mal hecho, lo tuvo que haber pensado antes de”, manifestó una vecina de la colonia.
Otro de los vecinos acusó que el viernes pasado llegaron elementos de la policía municipal a bordo de camionetas, aparentemente para intimidar a la gente inconforme que se reunió en el sitio, situación que consideraron anómala debido a que nunca tienen ese tipo de vigilancia para la detección de delincuentes.
“Venimos desde Amalucan y tengo que salir de mi casa a las 5:30 de la mañana para llegar en combi y el señor no se pone a pensar que como mujeres corremos mucho peligro”, agregó una burócrata del primer cuadro de la ciudad.