Con una amplia sonrisa, Miguel Barbosa Huerta recibió la pregunta de una reportera sobre el frente de guerra que abrió Eduardo Rivera Pérez respecto a su decisión de favorecer a integrantes de la Organización Nacional del Yunque con un contrato multimillonario para que operen el sistema de parquímetros en la ciudad de Puebla.
Cuando alguien contrata el servicio de una empresa no se fija qué ideología tiene, justificó el panista conservador tras recibir una reprimenda pública por parte del gobernador de Puebla, quien no dudó en afirmar que la licitación la había ganado el Yunque, que era peligroso reeditar prácticas que le hicieron daño a Puebla y hasta le recomendó que tenga cuidado porque persignándose también se puede incurrir en un hecho ilícito.
Sumido en un mar de desaciertos y fracasos de gobierno, el munícipe capitalino calificó las declaraciones del mandatario estatal como “especulaciones” e “innecesarias”.
¿El cachorro del Yunque sabía lo que decía cuando declaró esa insensatez? No y Miguel Barbosa se encargó de explicarle el problema al que se enfrenta al beneficiar u otorgar canonjías a los miembros de su organización confesional.
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El lunes pasado, a las 9:30 horas, el alcalde de Puebla había recibido el parte sobre las declaraciones del gobernador. Tuvo toda la mañana, la tarde y noche para cavilar su respuesta.
Al día siguiente, los reporteros encontraron a un presidente municipal dispuesto a subir a una discusión en defensa de la cofradía a la que pertenece. El problema fue que nunca cayó en cuenta de la dimensión del debate y que estaba por ofrecer, en bandeja de plata, la oportunidad para que Miguel Barbosa -formado en la élite nacional de la izquierda mexicana, primero en el PRD y después en Morena- lo desnudara a él y a su organización.
Sentado frente a la mesa de caoba instalada en el Salón Juárez de Casa Aguayo, este miércoles el jefe del Poder Ejecutivo estatal parecía listo para contestar puntualmente los dichos del edil.
Primer trallazo: “Ayer (martes) no dije que las empresas tengan ideología ¿eh? Mi pensamiento no está atado a las visiones de imperialismo, socialismo, comunismo. Yo sí tengo formación ideológica y conozco de economía política, me preparé en mi paso por las escuelas y lo sigo haciendo permanentemente para tener un pensamiento de contenido ideológico”.
Con el primer golpe dado, continuó su disertación. “Sé identificar cómo son los pensamientos ideológicos individuales y colectivos. Desde luego, en nuestra sociedad existen grupos ideológicos. En la izquierda hay un sinnúmero de grupos: la social, la revolucionaria y la izquierda recoge todo ese pensamiento ideológico y así se nutre”.
Abundó: “En el PRD se llamaban corrientes, que eran pensamientos ideológicos colectivos y en cada partido hay visiones ideológicas, individuales y colectivas… está visto que el Yunque es un grupo ideológico, que busca el poder y aquí en Puebla así nació y así se ha mantenido, es un grupo ideológico. Las características del pensamiento del Yunque no las voy a dar yo, todos las conocen, se han escrito libros sobre ello, con antecedentes y toda una relación histórica de cómo se constituyó en Puebla y como evolucionó, eso no es malo, finalmente hacen política electoral en un partido”.
Barbosa no podía ocultar su regocijo y diversión en el debate. La primera parte había sido contundente, pero estaba por soltar lo mejor en la lección que el Cachorro del Yunque pidió a gritos.
La sonrisa del mandatario estatal se borró. Su ademán característico con el dedo índice alzado y apuntando a un enemigo invisible acompañó sus palabras.
“Lo que sí es malo es que llegue una autoridad con esos perfiles y que, inmediatamente, se presenten casos de beneficio a empresas que tengan integrantes de esos grupos ideológicos, eso sí no está bien”.
El quid había salido a la luz.
Un quid que Eduardo Rivera no supo entender y menos justificar en su respuesta ante los reporteros. (Ese es el problema cuando las vísceras le ganan al cerebro)
La pregunta de fondo no tiene desperdicio: ¿Puede un integrante de la camarilla del Yunque utilizar el erario para beneficiar con contratos millonarios a los miembros de su cofradía?
Golpe al corazón confesional del alcalde.
Barbosa continuó: “Así es que las empresas no tienen ideología, aprendan un poquito de economía política. Las empresas tienen intereses y si van y ofrecen su servicio con una autoridad comunista y ganan, pues ahí están, ganan beneficios, sean socialistas o no… Lo que no vamos a poder decir que está bien es que integrantes de empresas de esos grupos ideológicos empiecen a recibir canonjías”.
Interesante: La derecha confesional del Yunque, con una alta autopercepción de estatura moral, recibiendo una lección de praxis ética en el ejercicio de gobierno.
Viendo en perspectiva las palabras del gobernador, el Yunque no es diferente al morenovallismo o al priismo, quienes demostraron que la tesorería era la ventanilla para los amigos, los negocios y la confraternidad de intereses amasados en la oscuridad del poder y la componenda.
El Yunque -dijo el inquilino de Casa Aguayo en su habitual conferencia matutina- tiene un pensamiento ideológico válido y merece respeto, pero deben asumirse públicamente como militantes de esa organización que busca el poder a través de un partido. “Que lo asuman, que asuman que son yunquistas. Yo quiero ver mañana a todos los yunquistas que salgan del closet y que digan: ‘Soy del Yunque’. Eso sí sería un acto de valentía ideológica”.
Un acto de valentía… y de congruencia.
Al salir del clóset ideológico, los Santos Varones de la ultraderecha darían un paso importante, ya que todavía tienen el reto de que convencernos que no son aquellos que el domingo comulgan y piden perdón, para después salir de la iglesia y aprovechar la semana para guiarse por sus pasiones, los negocios, la componenda. (Con la misma mano que se santiguan, con esa misma le levantan la falda a otra mujer).
La sonrisa de Miguel Barbosa regresó.
No podía ocultar su diversión en un debate que le fascina porque es la oportunidad de poner a todos en su lugar. (La ultraderecha no entiende que Miguel Barbosa es poblano, pero no apoblanado como ella).
Con la expresión juguetona de quien se sabe seguro de su formación e ideología, no desaprovechó para aclarar y retar: “Creo que está explicado con amplitud y con mucho respeto. No quiero formar un debate, pero estoy listo. Yo he debatido desde los 5 años y ya tengo 62 ¿sale?”.
El debate quedó zanjado, pero con la puerta abierta en espera de una nueva declaración.