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jueves, marzo 13, 2025

El “secuestro” del Congreso de Puebla, orquestado por los Vieyra

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Más de 200 personas, entre trabajadores administrativos, de intendencia, visitantes, reporteros y diputados, fueron retenidos durante casi 10 horas en la sede del Congreso de Puebla, por un grupo de “simpatizantes” de los presidentes municipales Giovanni y Uruviel González Vieyra.

Los manifestantes, una centena de personas que en su mayoría eran mujeres y adultos mayores, se plantaron en ambos accesos del recinto y exigieron la liberación de los alcaldes de Tlachichuca y Ciudad Serdán, respectivamente. También insistieron en que la diputada y dirigente de Movimiento Ciudadano, Fedrha Suriano Corrales, intercediera por los hermanos que se perpetraron en el poder gracias al partido narhanda.

Desde el mediodía del 11 de marzo, en el marco de la sesión ordinaria del pleno, los burócratas advirtieron la presencia del grupo que llegó en camiones a Los Fuertes de Loreto y Guadalupe. Los accesos se cerraron y se dio la instrucción de que nadie saldría hasta que se relajara la protesta.

Los manifestantes no dieron declaración alguna sobre sus motivos, pero las consignas eran claras: “¡Queremos a Giovanni, queremos a Uruviel!”, “¡Justicia!” y “¡Que salga Fedrha”. Ellos se identificaron como pobladores de Tlachichuca y Ciudad Serdán, municipios a dos horas de la capital y donde los González Vieyra consolidaron un cacicazgo tras gobernar por dos décadas.

Mientras los pobladores ejercían presión en las afueras del Palacio Legislativo, Giovanni enfrentaba una audiencia de control en el penal de Tepexi de Rodríguez, en la que se le imputó el delito de robo, mientras que su hermano sigue en espera de que se determine su situación jurídica luego de que su detención fue calificada de legal .

Personal de Atención Ciudadana intentó persuadir a los pobladores del bloqueo y propuso que una comitiva ingresará al recinto, pero siguieron firmes y dijeron que no levantarían el plantón hasta que la dirigente de Movimiento Ciudadano, que sesionaba al interior del pleno, saliera a encararlos.

Así transcurrieron las horas cuando la inquietud se reflejó en las personas dentro del Congreso, quienes salieron de sus oficinas, merodeaban por las ventanas y esperaban ya impacientes en el lobby principal sin poder abandonar el recinto. Después de las 15:00 horas y al terminar la sesión el hartazgo fue visible en algunas personas que pidieron salir, entre ellos la diputada por Cholula, Nayeli Salvatori, quien escribió en redes sociales “estamos atrapados”.

Las rejas de seguridad de la entrada principal bajaron mientras los pobladores golpeaban la valla perimetral con las palmas de las manos, aunque algunos testigos aseguraron que eran machetes para presionar e intimidar a la gente al interior. Patrullas de la policía estatal resguardaban la zona y una primera camioneta con granaderos llegó para apostarse en el acceso vehicular ubicado en la calle 32 Oriente.

Previo a una reunión privada en las oficinas de Atención Ciudadana, Suriano Corrales accedió a dar una declaración a los medios de comunicación sobre la manifestación que mantuvo al personal del Congreso como rehén: También acerca de que los pobladores acusan que fueron “traicionados” por la dirigente político pese al aparente apoyo de los caciques a su partido.

“Puedo entender la desesperación seguramente de algunos actores, no lo sé sería una irresponsabilidad de mi parte hablar de una persona que esté atrás, no soy responsable de los actos de terceros, asumo mi responsabilidad como dirigente y como diputada, en este lugar trabajo y legislo, las acciones de un diputado son también gestionar, yo no tengo ninguna injerencia y respeto mucho a las instituciones, el Poder Judicial tiene su propia jerarquía“, dijo la líder local de Movimiento Ciudadano.

Tras la llegada de los granaderos, una comisión de cinco personas “simpatizantes” de los Vieyra ingresó al Palacio Legislativo a cambio de que un grupo de visitantes, reporteros y diputados abandonara el Congreso. Así, al filo de las 17:00 horas una multitud de 50 personas logró salir por el estacionamiento.

Durante la protesta, los manifestantes impidieron el ingreso de víveres y a gritos repelieron a cualquier persona que intentara pasar alimentos a los rehenes. En dos ocasiones, repartidores de comida en motocicleta fueron corridos y a uno lo despojaron de su comida. Pese a esto, los pobladores no pasaron hambre, comieron tacos de chiles en vinagre y se repartieron pollos rostizados, latas de refresco y aguas.

Graciela Palomares, diputada de Morena que logró salir después de la sesión, intentó reingresar al Congreso con su camioneta alrededor de las 19:00 horas, bajo argumento de llevar alimentos a quienes llevaban retenidos más de siete horas, no obstante, fue detenida por los manifestantes. Entonces ella asumió el papel de mediadora entre los pobladores y los rehenes, para que un nuevo grupo de personas abandonara las instalaciones y que la Secretaría de Gobernación (Segob) del estado interviniera.

“¿Y nosotros qué culpa tenemos?”, cuestionó Delfina Pozos Vergara, diputada del PRI que seguía en las instalaciones. La legisladora encaró a los manifestantes e incluso recriminó que deberían “revisar” por quién votan para que no lleguen al poder personas “ligadas a grupos delincuenciales”, lo cual causó críticas y gritos de los presentes. Lo anterior pese a que los González Vieyra llegaron al poder con el expartidazo antes de brincar a MC.

El subsecretario de Gobernación, Francisco Ramos Montaño, encabezó la comitiva de representantes del gobierno estatal que entró a la “mesa de diálogo” al interior del inmueble, donde ya estaba Fedrha Suriano y la presidenta de la Junta de Gobierno del Congreso, Laura Artemisa García Chavez.

Ramos entró cerca de las 21:30 horas con dos nuevos representantes de los “simpatizantes” de los Vieyra y entonces, finalmente después de horas de bloqueo, accedieron a retirarse de la entrada del inmueble y dejar que los automóviles salieran del inmueble, junto con los trabajadores aún cautivos.

Una imagen convenció a los pobladores de liberar a los rehenes. En una sala de juntas del Congreso se observa a cinco personas en representación de los manifestantes, al frente suyo estaba Paco Ramos, el diputado Andrés Villegas, la presidenta García Chavez y Fedrha Suriano, con la mirada baja y sin voltear a la cámara.

Hubo algunos cuestionamientos entre el grupo de los manifestantes, pues en el cruce de llamadas telefónicas se escuchó a algunos organizadores decir que se retiraban pero aún así planeaban volver por la mañana del 12 de marzo. Otra persona mencionó que venían en camino “los refuerzo” y en efecto, después de que se levantó el plantón al menos cinco camiones turísticos subieron por la calzada de Los Fuertes con más “simpatizantes”, frescos para manifestarse una vez más con carteles en los que se leía “Tlachichuca te necesita Geovany (sic)”

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