Encuesta.- 1.Instrumento propagandístico del candidato. 2. Información falsa para manipular al electorado. En la era del hielo se utilizaba para descubrir comportamientos, gustos, aspiraciones por medio de la estadística, así como para prever las simpatías ciudadanas por alguien metido a la política partidista, pero eso se pervirtió. Los dueños de las empresas y los políticos piensan que se puede manipular la información Hoy en día, es pura propaganda, por ello, en tiempos electorales aparecen más empresas encuestadoras que candidatos a puestos de elección popular. Cuentan que para ser un iniciado en el tema de las mediciones y los sondeos se debe cantar una tonada que más o menos dice así: “Encuesta, encuesta, encuesta que más aplauda, le mando, le mando una lana”.
Encuestador.– Personaje que se dedica a mentir con unas gráficas de Excel. Es una subclase política y trabaja de la mano con los consultores políticos. Por lo regular, el consultor hace negocio como asesor en mercadotecnia para un partido o candidato y para que “amarre” el contrato le ofrece el servicio de encuestas que ya viene en el paquete de asesoría en imagen pública.
Consultor político.- Es aquel personaje que se dedica a decir puras obviedades, cobra mucho dinero y si su asesorado gana una elección, el consultor presumirá que él fue quien lo hizo triunfar, pero si pierde, muy resignado comentará: perdió el candidato. Cobran muy bien. Así como los encuestadores, se pusieron de moda desde finales de la década de los noventa. Algunos son muy ocurrentes.
Chairo.- La frase viene de la palabra “chaira” que era una manera simplificada de decirle a la chaqueta o masturbación. Los seres humanos no sólo se masturban físicamente sino mentalmente al grado de la utopía, por ello, a los románticos de izquierda en el 2006, cuando Andrés Manuel López Obrador se declaró presidente legítimo, se les llamó “chairos” a sus seguidores. La palabra se desvió y ahora es un simpatizante radical de izquierda.
Derechairo.- Para cobrar venganza los chairos acusaron a sus antípodas como derechairos porque los seguidores de Verástegui son iguales solo que de derecha. De tanto chairo que hay en México y sus oponentes, ya se ha hecho costumbre que les salgan pelos en las manos.
Bot.- Robot de internet. Es usado por el equipo de campaña para dos fines: repetir como loritos que el candidato es un candidatazo. También es utilizado para la guerra sucia, atacar periodistas que se salen del corral, meterse en la vida personal o familiar del candidato, desquiciar a los internautas. Fueron buenos y útiles entre el 2008 hasta el 2016 porque eran ejércitos y granjas de robots que se contrataban para elevar las cuentas de redes sociales de quien les pagaban, empero, como al final fueron solo eso: robots, los usuarios se dejaron de enganchar con los pleitos por internet y ya son como perros callejeros que no le hacen daño a nadie. No confundir con minions o troles.
Minions.- Ejército de estudiantes universitarios que son contratados para ensalzar a un gobernante, candidato, funcionario o para denostarlo. Trabajan en oficinas públicas y desde mensajes de whatsapp se les dice la estrategia a seguir en redes sociales. Ya sea hablar bien o mal. Como muchos de ellos hacen su servicio social universitario o prácticas profesionales ni les pagan y sólo cubren sus horarios. Los gobiernos del PAN y de Morena los utilizan constantemente.
Trol.- Personaje que utiliza seudónimo en redes sociales y que sólo se queja y desquicia a quien se le pare enfrente. Los troles son de clóset, nunca saldrán a dar a conocer su personalidad. Se sienten periodistas y personajes muy bien informados y se la pasan escribiendo: “como se los adelanté”.
Activista de sofá.- Se quejan de todo en redes sociales pero no salen a marchar. Por lo regular se declaran públicamente a favor de los grupos vulnerables pero con una cerveza en la mano.
Zavalazo.- No sólo es el uso de las encuestas como propaganda política sino creerse sus propias mentiras. El concepto fue utilizado porque Javier López Zavala en el año 2010 publicó cientos de encuestas en las que aseguraba que estaba 30 puntos arriba de su principal contendiente, el problema fue que él y su equipo creyeron en sus propias mentiras, se les olvidó que ellos pagaron millones de pesos para falsear información, por eso, ahora hay que tener cuidado con los zavalazos, se vale mentir pero no creerse la mentira, pues.