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martes, julio 2, 2024

El destino de las encuestadoras

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Muchos encuestadores doblaron su apuesta.

Cruzaron el Rubicón.

Han publicado las cifras más alegres para los candidatos de Morena: desde 20 hasta 30 puntos de ventaja sobre los de su oposición.

Se compraron el discurso de que los comicios constitucionales son “un mero trámite” como ir a que le sellen una papeleta a una oficialía de partes, o como sacar ficha para una consulta al IMSS (bueno ahí la burocracia es terrible y tardan meses, pero la idea es esa).

Algunos consideran que esas empresas de sondeos se convirtieron en vulgares propagandistas, en aquellos que cargan al torito en la feria del pueblo, a los coheteros o a los matraqueros más que en especialistas que analizan y traducen estadísticas.

Movilizaciones como la Marea Rosa son ninguneadas o pasadas por alto, para ellos son hechos aislados que ocurren sólo en el multiverso en algún cómic de Marvel. Lo suyo, lo suyo, son los resultados hechos con cucharones de vitrolero para tepache o de agua fresca.

A menos de una semana de los comicios, los asesores de las campañas creen que ganarán la narrativa con la guerra de encuestas que inició desde el año pasado, pero que arreció desde febrero de este año.

No es un tema local, es una estrategia nacional.

Apuesta difícil porque ya es muy complicado que cambien los números y las preferencias a seis días de las elecciones. Y los consumidores de encuestas son consumidores de medios de comunicación, es decir, el mismo círculo rojo.

Al ser una elección presidencial, en Puebla no es un voto por Armenta o por Rivera (claro, ambos tienen sus simpatizantes y juega su trayectoria política de ambos); no es un voto contra Chedraui o por Riestra. En la boleta lo que se juega es un voto porque siga el estilo personal de gobernar de AMLO o porque de plano se vaya a su rancho.

Esta es una elección de conveniencia, porque los propios políticos ya carecen de ideología. Es un juego de “qué más me conviene”. La gente saldrá a votar porque está feliz con los programas sociales y otros irán porque no les gusta la cuarta transformación, así de simple. Es una elección presidencial.

La queremos ver como muy regional y en parte sí, porque son elementos con los que contamos, pero, pero, pero es eminentemente un cambio de rumbo o de seguir con el actual.

Las encuestadoras estarán en la mira de todos los actores, porque si fallan sus predicciones serán crucificadas públicamente y se tendrá que hacer un padrón, si pronosticaron bien, tendrán más clientes para las elecciones del 2027, pero muchas empresas hay que decirlo, ya cruzaron el Rubicón.

La moneda, para ellos, está en el aire, ya que se deberán señalar como instrumentos de propaganda y no de toma de decisiones. Y es que hay quien quiere ver esta elección como el 2018 y quieren vender el fenómeno de Sheinbaum como si fuera López Obrador. No es así. También hay que valorar el desgaste gubernamental.

Es una apuesta muy riesgosa porque las condiciones han cambiado. Los actores no son los mismos y la memoria es corta en este país.

Cruzar el Rubicón es una apuesta muy cara.

Esa fue la apuesta de muchas encuestadoras.

¡Ni perra idea!

Que la periodista Ana Colchado presentará en los próximos días un nuevo portal de noticias y análisis que se llamará “Ni Perra idea”. Ojalá que sea una nueva opción de información en esta Puebla tan surrealista.

“¡Bomba!”

Delicado que hayan aventado una bomba molotov a una casa de campaña de Pepe Chedraui. Hay varias preguntas que quedan para la araña (diría Toby el de la Pequeña Lulú):

¿Es donde se ubicaba la sede del partido Compromiso por Puebla?

¿Quién despachaba ahí y con qué fin? ¿Por qué ahí? ¿Qué hacían?

Ojalá todo se esclarezca y se encuentre a los verdaderos culpables del hecho.

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