🪲 LENIA BATRES SERÁ en unas horas, una vez más, ministra de la Suprema, aunque los resultados se den hasta dentro de una semana. No sabemos si con los votos sumados se convierta en presidenta de la Corte, pero el escenario, en caso de concretarse, sería brutal.
🐜🪳 IMAGINEMOS A LA SEÑORA BATRES actuando en la Corte tal y como hizo —en célebre video— con su vecina: gritona, fúrica, fuera de sí. En algunas discusiones que ha tenido con la ministra Piña ha estado a punto de soltarle un soplamocos, así como lo hizo con la mujer que sigue siendo su vecina.
🦂 BATRES SÍ ES UN EJEMPLO de congruencia, pues rechazó las canonjías de su cargo, entre las que destacan las elevadas prestaciones que tenían los ministros. Y lo hizo para honrar la Austeridad Republicana. Más de tres millones y medio de pesos ha dejado de percibir desde que llegó a la Suprema. Además, renunció a su seguro de gastos médicos mayores para seguir cotizando y atendiéndose en el ISSSTE.
🐌 ES TAN CONGRUENTE, que sigue viviendo en la vecindad del centro de la Ciudad de México en la que apareció peleándose con una vecina por unas plantas. La frase tan dura que le lanzó todavía resuena en las paredes de la zona de viviendas. La que debe estar temblando es, faltaba menos, la citada vecina, pues el poder que tendrá Lenia Batres en la nueva Corte será brutal.
🦟🐞 A LENIA HAY QUE SUMARLE a César Gutiérrez Priego, hijo del tristemente célebre general Gutiérrez Rebollo, quien hizo negocios millonarios con Amado Carrillo. Con estos dos togados —ciertamente protagónicos—, sí valdrá la pena ver las sesiones que transmite el Canal Judicial. No se descartan bajezas, vulgaridades y esos ingredientes que tanto le gustan al exigente público mexicano.
🪰 VIENDO DE NUEVO EL VIDEO en el que la mujer de Macron abofetea y araña al presidente de Francia, detecté que la sobrecargo vietnamita que está a las afueras de la escotilla del avión se encuentra nerviosa, apanicada y golpeada. A la altura de su hombro izquierdo, el uniforme que porta aparece rasgado. Incluso se pueden observar algunos arañazos — rojos— en la piel. Cuando la señora Macron abofetea al presidente, la sobrecargo se mueve sin rumbo, echa para atrás su cabellera y sigue las órdenes de quien parece ser su superior en el sentido de que mejor desaparezca. Daría todo por saber qué vio la señora Macron, y qué hizo en consecuencia. La duda mata.