Hay quienes viven siempre.
Que son eternos.
Como don Pedro.
Nuestro querido don Pedro.
Sí, es nuestro, de quienes lo conocimos y tratamos.
Tan nuestro como de sus hijos:...
Cuando los señores llegaban a una fiesta —en los años setenta— con sus esposas, sucedían muchas cosas:
Se sentaban, fumaban cigarrillos Raleigh con filtro, pedían...