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jueves, noviembre 21, 2024

Primero fue el bosón de Higgs; ahora la BUAP va por Teoría del Todo

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Redacción Hipócrita Lector  

La rectora Lilia Cedillo Ramírez firmó un convenio de colaboración con la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), en Ginebra, Suiza, mediante el cual se establece la participación de los investigadores de la BUAP en la construcción del próximo acelerador que sustituirá al Gran Colisionador de Hadrones (LHC): el Future Circular Collider, que supera al actual en la producción de energía en el punto de colisión. 

Este acuerdo se celebró en Ginebra, Suiza, en el marco de la gira de trabajo de Lilia Cedillo por ese país, quien junto con Emmanuel Tsesmelis, jefe de Relaciones con los Estados Miembros Asociados y No Miembros, y Frank Zimmermann, corresponsable del proyecto FCC, por parte del CERN, suscribieron el documento. 

Se estima que la construcción del Future Circular Collider iniciará en 10 años y su funcionamiento en el 2045, una vez desarrollada una nueva tecnología que supone avances en la electrónica para hacer de la computación cuántica una realidad.   

“Se trata de un reto intelectual, de adelantarnos a la tecnología del futuro que va a mejorar sustancialmente la detección de partículas de aquí a 30 años, con lo cual podremos alcanzar los objetivos científicos de este nuevo proyecto”, señaló Arturo Fernández Téllez, quien, junto con Humberto Salazar Ibargüen, investigadores de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas, lideran los grupos de científicos de la BUAP en el CERN. 

El Colisionador Circular del Futuro es un acelerador de partículas con técnica muy similar a la del LHC, pero va a producir más energía que este en el punto de colisión. Para ello se va a requerir que en lugar de 27 kilómetros que tiene el actual (LHC), el próximo tendrá un perímetro circular de 100 kilómetros y alrededor de 100 metros bajo tierra. 

“No es un sueño, ni una locura…”, expresó Fernández Téllez, al explicar que el LHC se empezó a concebir hacia 1990 e inició su funcionamiento en 2010. “Se tiene una idea de hacia dónde va el desarrollo tecnológico del futuro, que va a permitir resolver los misterios no contestados de la Física actual”. 

El convenio de colaboración entre la BUAP y el CERN -a cuya firma también asistieron el vicerrector de Investigación y Estudios de Posgrado, Ygnacio Martínez Laguna, y los doctores Fernández Téllez y Salazar Ibargüen- representa el acuerdo número 151; antes de la BUAP, otras instituciones del mundo hicieron lo propio para participar en este que es el proyecto científico más importante hoy en día para profundizar en el conocimiento del Universo. 

¿Para qué se necesita el Colisionador Circular del Futuro?

El nuevo túnel servirá para instalar un anillo que inicialmente colisionaría electrones con sus contrapartes cargadas positivamente, los positrones. 

La etapa dos implicaría instalar un anillo más grande para colisionar los núcleos de los átomos de plomo (grandes hadrones) con los electrones. 

Las etapas uno y dos sentarían las bases para el paso final de colisionar grandes hadrones entre ellos. 

Tales colisiones, a una velocidad sin precedentes, se pretende que revelen un nuevo reino de partículas que posibilitan que el Universo funcione, en lugar de las partículas subatómicas que conocemos y que sólo juegan un papel de mediador en las fuerzas de la naturaleza. 

La teoría actual de la física subatómica, llamada Modelo Estándar, ha sido uno de los grandes triunfos del siglo XX. 

Explica claramente el comportamiento de la materia y las fuerzas a través de la interacción de una familia de 17 partículas. La última de estas, el bosón de Higgs, fue descubierto por el Gran Colisionador de Hadrones en 2012. 

Pero las observaciones de los astrónomos apuntan a que hay más en el Universo de lo que podría ser explicado por el Modelo Estándar. 

Las galaxias giran más rápido de lo que deberían y la expansión del Universo se está acelerando en lugar de desacelerarse. 

El Modelo Estándar no puede explicar la gravedad. 

Por lo tanto, tiene que haber un proceso más profundo, que involucre partículas que aún no se han descubierto. 

Encontrarlas proporcionaría a los físicos la Teoría del Todo, una que uniría todas las fuerzas de la naturaleza y unificaría los pilares gemelos sobre los que descansa la física moderna: la relatividad general y la mecánica cuántica. 

El nuevo proyecto tendrá un costo de 25 mil 500 millones de dólares.  

 

Fuente: BBC de Londres 

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