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viernes, marzo 29, 2024

Crónica de un día ganado

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Mientras espero la llegada de la comitiva poblana, encabezada por la doctora Lilia Cedillo, doy una vuelta por la ciudad escéptica, nombre que desde hace dos décadas viene a mi mente cada vez que vengo a ella. Esta ciudad, con calles de nombres ilustres, hotel, restaurantes, correo, es en realidad un laboratorio de física, si bien también se lleva a cabo investigación relacionada con química, biología, astrofísica, terapias médicas, sin contar con el desarrollo tecnológico que ha dado como resultado la World Wide Web, el súper cómputo, el súper cálculo.  

Se trata del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN), localizado en la ciudad de Ginebra y cuyas instalaciones se extienden a los pueblos fronterizos con Francia. Entre el edificio de uno de los proyectos más ambiciosos, ATLAS, y el hotel, se encuentra una estatua de la divinidad hindú Shiva danzante. Fue donada por la embajada de India en Suiza. Los indios han sido activos promotores de esta clase de investigación al interior del átomo. Miro a Shiva de frente. Representa el río cósmico. Su baile domina el discurrir del universo, parece moverse con gracia y poderío, pues es el flujo del tiempo. 

Llega la hora de discurrir. La rectora Cedillo viene acompañada de Arturo Fernández, líder del grupo formado en la BUAP que colabora en ALICE; Humberto Salazar, quien dirige a los universitarios de la BUAP en otro de los grandes proyectos: CMS; Ygnacio Martínez, vicerrector de Investigación y Posgrado; y Ricardo Villegas, director del Centro de Educación Internacional. Conforme avanza la presentación sobre el propósito de mantener una ciudad como esta, a cargo de Emmanuel Tsammelis, director del Relaciones Internacionales de CERN, se escuchan de tanto en tanto las exclamaciones de asombro, la fuente misma del conocimiento de acuerdo con Aristóteles.  

No es para menos. Quien esconda su admiración ante lo que se presenta es una persona insensible. Lo que aquí se indaga tiene que ver con algo esencial: el origen de los cuerpos y objetos materiales, cómo se formó el universo, cuál será el destino de las estrellas y los agujeros negros, por qué la vida es como la conocemos. Enseguida nos llevan al sitio donde se encuentra ALICE, empresa científica que estudia sopa de quarks y gluones que se formó pocos instantes después del big bang o Gran estallido.  

Luciano Musa, vocero de este ambicioso proyecto, nos explica con detalle y claridad los propósitos; pondera la participación de los universitarios poblanos, cuyo nivel de excelencia y compromiso con el trabajo destaca en el concierto de la física de altas energías. De aquí vamos a conocer ISOLDE. Aquí, a diferencia de las grandes energías que se requieren para acelerar ínfimas partículas subatómicas, como en ALICE, se emplean muy bajas energías a fin de aportar soluciones para la salud de las personas y otros organismos vivos. No tratan de responder interrogantes de trascendencia universal, sino de ayudar a resolver graves enfermedades, como las que resultan de lo que se conoce como cáncer. 

Finalmente, luego de la comida, la rectora Cedillo y su comitiva se dirigen a CMS, acompañada por el vocero del experimento, Luca Malgari. Esta es la tercera de las enormes investigaciones realizadas en la ciudad escéptica, donde nada se da por sentado y todo está sujeto a la experimentación. Lo de enorme es literal. Los artefactos miden una veintena de metros de ancho y hasta 70 metros de altura; pesan miles de toneladas; pueden detectar millones de partículas que viajan casi a la velocidad de la luz, elegir las que son de interés para su estudio y desechar el resto, todo en fracciones de segundo. 

En el edificio principal, por donde han pasado leyendas de esta física, como Neils Bohr y Albert Einstein, entre muchos otros, Charlote Wakaroule, directora para la la atención a los países asociados a CERN, tanto los que son miembros como los que no lo son, como México, invita a la rectora Cedillo a firmar el libro de visitantes distinguidos.  

Cabe aclarar que los estados asociados contribuyen con una cuota millonaria, comprometiéndose a diversas funciones y responsabilidades más de índole administrativa, actividades que a veces sobrepasan el interés estrictamente científico, a diferencia de las naciones invitadas por el talento de sus investigadores. Aunque la participación de dichos estados puede encontrarse limitada en algunos aspectos, son bienvenidos y no existen límites excepto los de su imaginación. 

 La rectora Cedillo ha venido a firmar importantes convenios de cooperación, lo cual confirma la magnífica fama que gozan los universitarios de la BUAP en la ciudad escéptica. El día se va como agua. Extraños hilos me impulsan a mover los pies, una danza por el conocimiento en un día radiante ganado para la ciencia. 

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