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jueves, diciembre 5, 2024

Pese a enojo e inconformidad, yunquistas defienden imposición para elegir nuevo dirigente

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El proceso de renovación de la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN) en Puebla ha desatado serias dudas sobre su legitimidad democrática. A pesar de que el equipo de Eduardo Rivera Pérez ha defendido con vehemencia esta decisión, no ha logrado dar respuesta satisfactoria a las inquietudes de la base militante, que se siente sistemáticamente excluida de un proceso tan crucial como es la elección de su nuevo líder.

La pasada elección definió la nueva dirigencia sería a través del Consejo Estatal, y no en una consulta popular, un mecanismo que ha sido criticado con dureza por diversos líderes panistas, quienes lo consideran una imposición que socava la voluntad de la militancia.

El grupo de Rivera Pérez, que actualmente controla el partido en Puebla, ha defendido esta resolución al señalar que respeta a los estatutos y que no es una práctica aislada, pues se ha replicado en otros estados del país.

Para defender el proceso, el exalcalde Eduardo Rivera Pérez afirmó, en recientes declaraciones, que será el Comité Ejecutivo Nacional quien tiene la última palabra sobre la legitimidad del método.

Intentó minimizar las críticas señalando que el método se apega a los lineamientos de los estatutos y que no es exclusivo de Puebla, citando ejemplos de otros estados como Tlaxcala, Jalisco y Yucatán, donde también se ha optado por el Consejo Estatal para elegir a los dirigentes.

No obstante, esta comparación parece más un intento de justificar una práctica cuestionada, sin abordar las verdaderas preocupaciones sobre la falta de transparencia y la exclusión de la base militante.

En tanto, Augusta Díaz de Rivera, dirigente estatal, trató de justificar el proceso al señalar que la determinación del método fue resultado de un proceso “democrático” respaldado por la mayoría de los comités municipales.

A pesar de que se denunció que había presiones contra los comités para optar por este mecanismo, Díaz de Rivera lo negó, asegurando que no hubo imposiciones.

“Se decidió que fuera por Consejo porque los consejeros representan a la militancia, como los diputados representan a la ciudadanía. Estamos abiertos a la crítica y a las opiniones, pero el proceso se llevó conforme a los estatutos”, indicó.

Finalmente, Marcos Castro Martínez, secretario general del Comité Directivo Estatal (CDE), defendió la elección del Consejo Estatal como una forma de evitar la injerencia externa, especialmente de Morena, al señalar que la intervención de este partido podría poner en riesgo el control del PAN en Puebla.

A pesar de los esfuerzos por justificar la decisión, la falta de transparencia en el procedimiento sigue alimentando el descontento entre muchos panistas, quienes consideran que la decisión centraliza el poder en manos de unos pocos y margina a la militancia de las decisiones fundamentales.

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