Sin haber resuelto de fondo el reordenamiento de comerciantes ambulantes en el primer cuadro de la ciudad y tras una serie de manifestaciones en torno a la negativa del Ayuntamiento de Puebla al de ofrecerles espacios alternos para ejercer su labor, el alcalde Eduardo Rivera Pérez aseguró que iniciará una estrategia para ordenar a los expendedores informales en la periferia de la ciudad.
La iniciativa del munícipe no es gratuita: buscará que las organizaciones de ambulantes que se habían enquistado en el primer cuadro de la ciudad paguen una cuota por ocupación de espacios al gobierno municipal, recurso que, aseveró, se invertirá para la misma periferia de la Angelópolis, pero no detalló en qué obras.
“Seguimos avanzando, entregando espacios en la periferia, hay pocas organizaciones que no entregaron su padrón, no quieren microcréditos o no sé qué pretendan hacer como acto de presión para intentar regresar al Centro Histórico, pero insisto, nosotros como autoridad no lo podemos permitir, estamos para hacer cumplir el orden y legalidad y no habrá marcha atrás”, afirmó.
Sobre la actitud de al menos cinco agrupaciones de informales que aceptaron ser reordenados en otros espacios, el edil aseguró que solo un par de organizaciones no entregaron un padrón, lo que dijo, podría tratarse de un acto de presión hacia el Ayuntamiento para que les permitan trabajar nuevamente en el primer cuadro de la ciudad.
El edil aseguró que no habrá marcha atrás en el reordenamiento del comercio informal. Sin embargo, a cinco meses desde que iniciaron los operativos para su retiro de las calles, los expendedores callejeros acusan que los 12 espacios para ser reubicados son en realidad “humo”, pues nunca les mencionaron la ubicación de los sitios para comercializar sus productos.
Esta falta de respuesta derivó en que los informales hayan salido a las calles en más de una ocasión para retar al gobierno municipal al colocar sus puestos en la vía pública.
El 3 de marzo, por ejemplo, cientos de comerciantes ambulantes se manifestaron camino al Zócalo de la ciudad para exigir espacios, pero la respuesta de la Comuna fue enviar a grupos de choque para evitar su derecho a manifestarse y que los comerciantes llegaran frente al Palacio Municipal.
El 5 julio, una situación similar se repitió: decenas de comerciantes informales se instalaron con venta de productos como ropa, calzado y alimentos sobre el corredor 5 de mayo y en las calles 6, 8 y 10 como una acción para ejercer presión y exigir espacios de trabajo.
En los días siguientes las protestas continuaron en el Zócalo de la ciudad. El 10 de julio, las secretarías de Seguridad Ciudadana y de Gobernación retiraron a los informales mediante el uso de la fuerza, lo que provocó que bajaran la cortina alrededor de 260 negocios formales por temor a sufrir daños físicos o materiales y, en consecuencia, derivó en el malestar de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Puebla (Canaco) y del Consejo de Comerciantes del Centro Histórico, presididos por Marco Antonio Prósperi y José Juan Ayala Vázquez, respectivamente.