Estamos sufriendo las consecuencias que provoca el cambio climático por culpa de nuestro proceder irracional, nuestra errática y soberbia actitud de creernos los dueños de la naturaleza y del propio planeta, nos hemos conducido por el sendero de la pasión que obnubila la razón (como acertadamente lo dijera el gran filósofo holandés Baruch Spinoza), lo cual ha generado que la naturaleza, como es lógico, esté reaccionando frente a la estolidez humana y se estén produciendo efectos naturales atípicos y de grandes proporciones.
En este tenor, la actitud individual es culpable de dicha situación, pero es menester señalar que es la postura de las grandes potencias (V.gr. Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido y Rusia, a las cuales no hace mucho se les unieron China, India y Brasil) la que ha provocado de guisa principal el calentamiento global. Cabría decir, bajo este contexto, que, sin embargo, son este puñado de naciones las que tendrán que adoptar decisiones y acciones, en un futuro cercano, para evitar, en buena medida, que el mundo se dirija a una catástrofe climática. Nos guste o no, el sendero por donde andará el planeta en un futuro dependerá, sin duda alguna, de este pequeño grupo de grandes potencias climáticas.
¿Y esto, por qué?, se podría cuestionar. Esto se debe a que dichas naciones son las que controlan, en buena medida, las capacidades económicas y tecnológicas que tendrán un papel fundamental en la transición energética al “cero neto” global. Considérese que el “cero neto” global significa reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta que se acerquen lo más posible a las emisiones nulas.
Por ejemplo, en los Estados Unidos el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ha realizado una prospectiva respecto a los futuros efectos del cambio climático global en dicha nación: es probable que el nivel del mar en los EU aumente entre el 1 y 6.6 pies para el 2100; prevén que los cambios climáticos continuarán durante el presente siglo y más allá; los huracanes se volverán más fuertes e intensos; se contempla que se darán intensas sequías en el suroeste del país y que se darán períodos de clima atípicamente caluroso que podrían durar días o incluso semanas, lo cual significa que las olas de calor serán más intensas, a la vez que las olas de frío serán menos intensas y mucho menos frecuentes; se incrementará considerablemente la temporada de incendios forestales; cambiarán los patrones de precipitaciones, habrá un aumento en las lluvias e inundaciones en el norte de la nación y se generarán más tormentas, nevará durante la época invernal y primaveral, mientras que en el suroeste habrá mucho menos; también contemplan que la temporada libre de heladas y la temporada de cultivo se prolongará, lo cual afectará a los ecosistemas y la agricultura; las temperaturas globales seguirán aumentando, el verano de 2023 ha sido el más caluroso registrado en el planeta. Sin embargo, como vamos en este 2024 lo rebasará y por mucho, el calor es intensísimo. Por último, pronostican que para antes de mediados de siglo el Ártico quede libre de hielo.
Como consecuencia del cambio climático se han producido eventos naturales que provocan grandes trastornos a las personas en diferentes partes del mundo. Una de estas situaciones es la que se está desarrollando en Brasil, más concretamente en el estado sureño de Rio Grande do Sur. En dicha entidad brasileña desde hace un mes aproximadamente, es decir, desde finales de abril, las precipitaciones intensas no han dejado de caer, lo cual ha generado terribles inundaciones jamás experimentadas en dicho estado. Los estragos causados son enormes, se tiene cuantificado hasta el 27 de mayo el número de 169 muertos, 56 personas desaparecidas, más de 800 personas heridas, las devastadoras e intensas precipitaciones que se han producido han afectado, por lo menos, a 2.3 millones de personas, de las cuales 581,000 han tenido que ser reubicadas y otras 55,000 han perdido sus hogares.
México tendrá ya su temporada de huracanes del 2024, se prevén de alta y muy alta intensidad, la devastación puede acarrearnos problemas muy serios como lo hizo Otis en Acapulco en el 2023, la solución está en manos de los gobiernos entrantes de todos los niveles y en toda la República, Ojalá que retomen con firmeza la aplicación de las leyes ambientales y se alejen de la omisión de su cumplimiento en aras del supuesto progreso nacional.