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jueves, noviembre 21, 2024

La Tercera Voz 55

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La semana trota a 10 kilómetros por día.

 

Lunes:

—Te cambio mi dolor y cada uno de mis duelos por tus pómulos—le dijo la amiga F a Ella en su más reciente encuentro.

Ella sólo la mira y contempla silente esa dulzura de F.

No tiene mucho de conocerla y hay un halo en esta mujer de candidez que las abraza a ambas. Más bien han conversado poco, pero hay un silencio que las hace cómplices. Es como si ese silencio de las mutuas historias, de las historias personales de cada una fuera el puente que une las almas en duelo. Hay silencios que hermanan. Ellas se intuyen, acaso se adivinan. Porque el lenguaje es un ente roto, fragmentado, que nunca se acerca. Siempre hay un extrañamiento del alma cuando se intenta en vano, darle nombre a la emoción. Dotarla de lenguaje es un atentado, una mutilación, una eclosión.

 

Martes:

Ella va como todos los días a la entrevista con el Ingeniero T. ¡Cuánto habrá de extrañar Ella cuando esté lejos esa docilidad, esos ojos, esa mansedumbre! Ese hombre en total paz y completud. Y ni qué decir del ritual del café con Cognac a las 8:30 de la mañana.

 

Miércoles:

Hay algunos ojos de algunos seres que nos persiguen por siempre. Es una expresión en la mirada. Es un destello.

Como un mar tibio, suave, sin olas. Por eso para Ella es siempre indispensable que se encuentren los rostros y hablen las miradas. Es decir, que se sacrifique el lenguaje. Que los ojos se atisben, con eso basta. Lo demás es solamente retórica, artificio, malditas palabras, perversas construcciones del lenguaje. Hay ojos que hacen temblar el alma, que estremecen el SER. Hay miradas que son poesía pura y prístina, que el lenguaje simplemente no alcanza. Que ni intente el delirante y exiguo lenguaje aproximarse a ciertas miradas. Así es la mirada de Rowan en eterno asombro, en perpetuo descubrimiento. Una mirada sin la huella del cansancio y la desesperanza. Es la mirada esencia.

Una de las astrologías más antiguas es la Celta. Los árboles para los celtas son preciosos y sagrados, con virtudes casi míticas estrechamente relacionadas con nuestra espiritualidad. Uno de estos árboles lleva por nombre Rowan que es además uno de los más bellos. Se planta por lo general frente a las casas, a los lados, con la finalidad de mantener lejos a las brujas y las influencias maléficas. Este árbol tiene un látigo que “es el único que puede controlar a los caballos endiablados”, indica la Wicca Celta. Pero la astrología celta nada dice de los ojos de Rowan. De esa mirada atenta. Del culto a la observancia. Siempre a la expectativa. Una mirada que alberga duendes, gnomos y quien sabe que otros seres míticos que sonríen traviesos.

Rowan ha llegado a la vida de Ella desde hace un par de meses. Tiene 7 meses. Es hijo de la amiga F. Y es la calma encarnada. La paz personificada. La reconciliación con la mirada. Cargarlo es olvidarse del dolor de la existencia. Cargarlo es una invitación a la conciliación con el universo. Cargarlo es retornar a la esperanza. Al hallazgo del todo a través de la mirada.

Ella tiene una rara fascinación por el bebé, lo carga, lo pasea en sus brazos y quisiera esconderse en su mirada para aprender y asirse a los universos, para adivinar el misterio de la sombras azules. Rowan es la mirada en sosiego donde aún no se asoma el monstruo de la tristeza.

La mirada de Rowan se embebe con el simple hecho de mirar los pájaros.

La tristeza es un guiño. Le abres un poco la puerta y entra a inundarte como cascada.

 

Jueves:

Ella va a conversar con G. la hija del Ingeniero T. Esos ojos verdes son hipnotizadores. Tienen además ese brillo que da la inteligencia. Dulces, dulcísimos. Dulce la mujer que los porta. G habla con Ella sobre la imagen del padre:

—La vida es una torre que se te cae encima. Desde que nací tuve un hombro en quien recargarme, el hombro de mi padre, una estrella que ha iluminado mi vida. Un hombre que se desborda ante cualquier adjetivo.

 

Viernes:

Ella va al aeropuerto a ver a la amiga Mónica que hace una escala de 10 horas antes de tomar su vuelo a Acapulco. En el Barón Rojo acuerda encontrarse con el Kilimanjaro. Largos y plácidos siglos sin verlo. Él le invita un par de tequilas en ayunas. Ella se mantiene firme:

—No gracias ya no tomo.

Lo que no le dice es: “ya selecciono con más cuidado con quién sí tomo y con quien no lo hago, tú estás en la lista del NO”. Él le obsequia el soundtrack de la película Across The Universe y también la película. Ella agradece. Mientras come zanahoria, pepinos y jícamas con chile el Kili toma Vodka seguramente en ayunas. El Kilimanjaro se ha vuelto totalmente predecible y lo predecible es pariente muy cercano, casi hermano consanguíneo de lo aburrido.

El Kili se va. Llega la amiga Mónica y ambas se nutren en el encuentro, en la charla. Mónica es un pozo insondable. Mónica le cuenta sobre un libro que está leyendo:

—Al momento de dar a luz la esposa queda en coma y el bebé muere. El marido se entrega en vida a ella. Diario le canta, la baña y le soba los pies. Son unos pies ásperos, el campo les ha robado la tersura y los ha dejado avezados.

Mónica es excelente narradora. Imita tonos, gesticula, es la pasión en forma de mujer. Ella la interrumpe y le dice:

—¿Ya estás lista para amar?

Mónica responde con esa firmeza y categoría que tanto la caracterizan:

—Desde antier y antes de ayer y antes de antier y así sucesivamente, desde el antes del antes…¿me entiendes no? desde antes.

Fin de la conversación.

Ella retorna de la gran urbe a las 9:30 pm. Agotador el tráfico. Agotador el calor. Ella baja en su spotify “Great Expectations” Dunkan Sheik interpreta Wishful Thinking:

Listen to the ways,
everything communicates,
Will it ever be anything more than Wishful Thinking,
Oh no there you go,
Looked away and missed the show.
How much wasted time,
will you survive.
Feel the blades of grass,
how it brings you back.
It will always be,
only as green as you can see.
Oh no there you go,
Looked away and missed the show.
How much wasted time,
will you survive.
Oh yeah fooled again,
Don’t know how and I don’t know when.
Not much else to blame, but wishful thinking..
It’ll break now, coastal towers
They come suddenly,
Crashing over you,
they come easily.
Oh no there you go,
Looked away and missed the show.
How much wasted time,
will you survive.
Oh yeah fooled again,
don’t know how and I don’t know when..
Not much else to blame but wishful thinking..
I try to realize that I didn’t look any further..
Above the universe plain to see.
I try not to rely on another one..
the universe is a mystery
Gets me over,
Gets me over, yeah..
Gets me over,
Gets me over, yeah..

 

Sábado:

Ella va con los tres críos a Ciudad de México a la marcha contra la violencia de los animales. El calor es insufrible.

Insufrible es el video del perro callejero torturado y asesinado, insufrible es la apatía humana ante el dolor ajeno. Porque tú también me dueles.

—Tú me dueles —le dijo a Ella alguna vez un hombre de mirada hermosa. Y Ella le creyó, le cree. Pero cree más en su mirada. Y cree también en su silencio. Ella se SABE desde que esos ojos la vieron. Ella entonces renació y comenzó a existir. Hay ojos que no saben mentir.

Hay miradas… ¡Ay, miradas!

 

Domingo:

Viene a visitar a Ella desde Ciudad de México la amiga Yolanda. Casi un año de no verla. La última vez que se vieron fue en aeropuerto de la Ciudad de México, antes de que Ella partiera rumbo a Weston, huyendo de su propia historia. Jamás habrá de olvidar Ella ese encuentro. Eran las 5:00 de la mañana. Ella iba literalmente medio muerta o viva a medias, con el infausto pasado a cuestas y los tres críos, la acompañaban también el miedo y el magnánimo personaje “incertidumbre”. Cuando estaba a punto de entrar a seguridad, llegó apresurada Yolanda con sus hijos. Ella se separó de la fila. Y se abrazaron en abrazo eterno, el pacto de las mujeres rotas.

Alguna vez Yolanda le diría a Ella:

—Eres muy coqueta, yo no sé lo que es coquetear. Me casé a los 19 años y tras 16 años de matrimonio se me olvidó lo que es SER MUJER.

Esas palabras las lleva Ella tatuadas por siempre.

Ahora Ella, que es otra Ella de la que Yolanda se despidió hace un año, se sienta en el jardín con un par de tequilas de por medio a conversar con “otra” Yolanda. Una más joven, más ligera, más plena. Yolanda comenta:

—No conocemos otra forma de amar Ella querida. Creímos que las historias que hilvanamos eran la única forma de amar. Hay que aventurarnos a otros aprendizajes. Ahora experimento un amor calmado, sin dependencia.

Ella le responde:

—A mí aún la palabra me da miedo. Me protejo en mi duelo.

Las amigas ríen, brindan, se abrazan, se celebran y se descubren “otras”. Por así decirlo llenas de entusiasmo. Con otra mirada. Se ven ¿libres? Recién nacen a su propia historia. Son como amigas que abrieron recién los ojos, como dice el poema de Octavio Paz:

Abriste al fin los ojos. te mirabas mirada por mis ojos y desde mi mirada te mirabas: como el fruto en la yerba, como la piedra en el estanque, caías en ti misma

Fin del encuentro.

…la insistencia en la mirada, en la otredad. Hay miradas que esperan. La esperanza que no es verde sino azul. En tus ojos nace la vida, nacen los universos, los planetas y todas las galaxias. Hay miradas empañadas por la arrogancia. Decretos de ceguera. Tu mirada me hace libre entonces me arrojo a la vida.

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