Mucho del título de este escrito sucedió en las pérdidas del América 2 veces, Inter y Vancouver en este final de temporada.
Por su parte, París, Toluca, Cruz Azul y Los Ángeles hicieron patente que para ganar títulos se necesita una o la otra cualidad. Por ejemplo: el América giraba alrededor de lo que hacía Valdés, pero una lesión y la tardía recuperación provocaron que su eje y los demás satélites que giraban a su alrededor no brillaran. Así vimos cómo Fidalgo, Kevin, Cendejas, Aguirre, etc., nunca pudieron tomar el mando del juego. Después se le suman los imponderables como la lesión de Henry y Rodríguez, hasta desembocar en dudas sobre su portero Malagón y malas decisiones de su técnico en tres juegos seguidos.
El Inter, siendo un equipo ordenado y que no necesita posesión de pelota para ganar juegos, al anotarle muy pronto se ve en la necesidad de atacar y tener el peso del juego, situación poco normal en su característica. Si a esto se le suma un equipo con individualidades marcadas, marcador positivo a favor muy pronto y un técnico que inspiraba confianza desde su banca, a diferencia del nerviosismo que inspiraba el del Inter, todo termina en un categórico 5-0.
De Vancouver, poco y malo desde que arriba a México con solo 35 horas previas al juego, sin su mejor elemento en cancha, con poca adaptación a la altura, campo y rival.
Este Cruz Azul es mejor que el del pasado huido técnico, mucho más equipo, más solvente, sin un jugador base, con muchas soluciones, con una gran gestión de su técnico interino Vicente Sánchez, que de la Sub-20 sube en momentos difíciles y pone al Cruz Azul en semifinal y campeón de CONCACAF, sin química con su director deportivo, pero con una gran unión con los importantes: los futbolistas.
Lo único que le faltó al Sr. Sánchez terminando el juego fue dar las gracias a la directiva por la confianza (entre paréntesis, dar las gracias al esfuerzo y unión de sus jugadores, dar las gracias al apoyo de su afición) y, al final, renunciar al cargo, dar cachetada con guante blanco y dejarle el camino libre a su directiva para seguir el sabotaje en el que les encanta vivir, amén de dejarle el camino libre a su director deportivo y que siga sangrando a la cooperativa en sus compras que favorecen su cuenta bancaria: pagar 23 millones por el Polaco y el Griego es un desfalco.