Eduardo Rivera Pérez tiene una adicción a asumirse como botarga, según sea la circunstancia. En el Ayuntamiento de Puebla, por ejemplo, lo vimos en sus diferentes papeles de Lalito Bacherito, Lalito Naranjita, Lalito Quita Chicles, Lalito Mapache Azul, entre otras lindezas. Ya como candidato, atestiguamos el surgimiento del Candidato Huachicolerito y Lalito Montajes. Lo mejor fue cuando nuestra querida Edurne Ochoa bautizó todas las mentiras que el candidato del PRIAN difundía sobre lo que supuestamente “había hecho” en la Comuna, como Lalolandia. No conforme con todos los personajes de botarga que ha representado, ahora nos enteramos que anda muy metido en su papel de Lalito Fraudes, luego de su intentona de manipular el padrón del Consejo Estatal para impedir que le arrebaten el control del Comité Directivo Estatal del PAN. Hace unos días constatamos el tremendo palo que le dieron en la Comisión Nacional de Procesos Electorales al desechar, por ilegal, su petición de correr a 11 consejeros y meter a sus cuates. El coscorrón, es entendible, lo sumió aún más en la preocupación, de ahí que puso en marcha una nueva estrategia para que su empleado Felipillo Velázquez Gutiérrez sea el nuevo dirigente del blanquiazul. Como por la vía de la ley nomás no pudo, ahora el exedil optó por el camino de la violencia. Así pues, estamos a punto de conocer al nuevo personaje: Lalito Porro o Lalito Reventador. Entre los panistas comenzó a correr el rumor de que, en la sesión del Consejo Estatal, a efectuarse el próximo 15 de diciembre, sus huestes acudirán con la única instrucción de reventar la elección. La versión no es para nada descabellada porque si algo caracteriza al exedil de Puebla, pero oriundo de Toluca, es su autoritarismo e intolerancia. Es más, durante su gestión no dudó en designar como secretario de Gobernación municipal al porro mayor: Jorge Cruz Lepe, célebre —entre otras muchísimas cosas— por llevar a decenas de golpeadores, a unos días de que iniciara la administración de Rivera Pérez, para hacer frente a las organizaciones de vendedores ambulantes ¡en pleno zócalo de la ciudad! Nos dicen que el otro que también le gusta soltar cates es a don Huevo Guevara, pero en realidad se sabe que la ira del exfuncionario yunquista no pasa de su hígado y boca. De acuerdo con las versiones que circulan, hasta el momento, el principal responsable de la maniobra será el propio Felipillo, bajo el argumento de que si quiere oro pues que ponga a los malandros. La instrucción ya fue dada y los yunquistas están a la tarea de buscar a los golpeadores. Si esta instrucción hubiera sido dada en la década de los 80, Lalito Porro no habría tenido problema en reclutar a los muchachos del Yunque, pero como la secta está en los huesos, repleta de viejos y panzones líderes, además de que sus actuales militantes ya no están dispuestos a honrar eso de que “un soldado en cada hijo te dio”, pues no hay otra manera que buscar de otras partes. ¡Heil Hilter!