¿Qué pensaría si le dijéramos que los integrantes de la dirigencia estatal de un partido o empleados remunerados participan activamente en campañas internas a favor de un candidato, pero sin separarse de sus cargos o renunciar a los mismos? A todas luces diría que es una irregularidad y ya en la calentura de la opinión seguramente pensaría que son chingaderas. Y no le falta la razón. Pero como en los tribunales no se puede llevar como argumento la palabra chingadera, entonces, hay que recurrir a dos términos básicos o considerados como pilares fundamentales en cualquier proceso electoral: La imparcialidad y la equidad. Esos son los dos principios que el Comité Directivo Estatal del PAN y el candidato por descarte de Eduardo Rivera Pérez para la dirigencia estatal, Felipillo Velázquez Gutiérrez, violaron luego de que Irma Tlacuahuac Zitlalpopoca anunciara su respaldo al yunquista. Que lo haga como consejera no hay problema, al final, ellos decidirán quién quedará en la silla, pero que lo haga a sabiendas que es empleada del partido, dado de alta ante el IMSS una semana después de que se publicara oficialmente la convocatoria para la renovación del CDE, viola cualquier principio de imparcialidad y equidad en la contienda, porque se sobre entiende que hay un desvío de la institucionalidad para favorecer a un candidato, lo que genera ventajas indebidas y afecta la transparencia del proceso. Tras conocerse la situación de doña Irma, varios panistas se pusieron en contacto con estos tundeteclas para explicarnos la gravedad de la nota que difundimos en Hipócrita Lector. Por ejemplo, nos dijeron que el PAN ha tenido como prioridad establecer mecanismos que aseguren la equidad en sus procesos internos. Ahí está el caso del Reglamento de Selección de Candidaturas a Cargos de Elección Popular, en donde se establece que, en caso de licencia, renuncia o falta absoluta de algún integrante de la Comisión Nacional de Procesos, éstos serán suplidos por la Comisión Permanente Nacional a propuesta de la presidencia del partido. Esto sugiere que en el PAN se reconoce la importancia de la separación de funciones para mantener la integridad de sus procesos. Otro punto: la Comisión Nacional de Procesos Electorales del PAN, creada en mayo de 2023, tiene entre sus facultades emitir convocatorias y normas complementarias, así como conducir los procesos de selección de candidaturas a cargos de elección popular. Esto se traduce en una cosa: el compromiso para llevar a cabo procesos internos justos y equitativos. Es por eso que la participación de funcionarios partidistas en campañas internas, como es el caso que envuelve a la consejera Irma Tlacuahuac podría ser vista como un financiamiento indirecto de campañas por parte de la actual dirigencia, lo cual contraviene las normas estatutarias y éticas del partido. La participación de la consejera en actividades proselitistas mientras ocupa un cargo remunerado en el partido podría ser considerada una flagrante violación a la normativa interna y a los principios rectores del PAN, de ahí que es obligado que el partido tome medidas para garantizar la imparcialidad y equidad en sus procesos internos. Si el PAN pretende mantener la integridad y credibilidad de sus procesos electorales internos, es imperativo que los militantes que aspiren a cargos de dirigencia se separen de sus funciones partidistas remuneradas porque eso asegura que todos los participantes compitan en igualdad de condiciones. Es cuanto, señores consejeros y dirigencia.