La designación de la prominente ultraconservadora Ana Teresa Aranda Orozco como presidenta de la Comisión Organizadora Nacional de la Elección del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN confirmó el pacto que Marko Cortés Mendoza tiene con la Organización Nacional del Yunque para cogobernar al interior del partido a fin de que pueda imponer en la dirigencia al diputado federal Jorge Romero Herrera, a cambio de compartir el pastel con la cofradía. No es que Ana Teresa sea un trabuco político, más bien es un cartucho quemado que ahora actúa bajo dos premisas: Le debe a Marko Cortés ser ungida como diputada federal en 2021 y es momento para que pague la deuda, pero con la oportunidad de colarse en la esfera de las decisiones. Su cualidad de juramentada de la secta ayudará, sin problema, al presidente nacional saliente a acomodar las piezas para su sucesión. Tras la masacre del 2 de junio, al timorato dirigente nacional y al Yunque solo les quedó una opción: caminar de la mano para no perder el partido. ¿Quién iba a decir que Marko Cortés terminaría siendo un yunquista de clóset por su praxis política? La cofradía está dispuesta a apoyar a Cortés Mendoza a cambio de una jugosa negociación que se traduzca en posiciones del CEN del PAN, lo que permitiría a ambos transitar sin problema. No es algo desconocido para los dos grupos. El dirigente saliente, por ejemplo, llevó como compañero en la Secretaría General del partido a otro juramentado: Héctor Larios Córdova. Bajo esta premisa, lo que se espera es que transite sin problema la imposición de Jorge Romero por la vía del Consejo Nacional del PAN y así evitar la consulta a la base o que crezca la petición de impulsar la paridad de género y, por primera vez en 85 años, sea una mujer la que encabece la presidencia nacional del blanquiazul. Amarrar todo en la cúpula es clave para Cortés y el Yunque, ya que es el método que quieren extender a todo el territorio nacional. Por eso no es ninguna sorpresa que el responsable de la peor debacle electoral panista del último cuarto de siglo en la entidad, Eduardo Rivera Pérez, haya sido integrado a la comisión responsable del “Análisis de Resultados Electorales, Diagnóstico del partido y del país”. El exalcalde de Puebla también quiere imponer al velador Adán Domínguez Sánchez en la dirigencia del PAN en la entidad por la vía del Consejo Estatal, de ahí que lo único que necesita es alinear sus intereses personales con los del Yunque a nivel nacional y los de Marko Cortés para que cumpla su objetivo. Los panistas, por lo mientras, deberán olvidarse de los procesos democráticos al interior de su partido. Lo que viene es la imposición en todas las esferas posibles. Marko Cortés y el Yunque han pactado ir juntos a la aventura. Los números les alcanzan para su apuesta. Solo es cuestión de tiempo.
miércoles, julio 3, 2024
