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viernes, noviembre 22, 2024

Néstor y la desesperación de Lalo Rivera

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A qué nivel estará la preocupación de Eduardo Rivera Pérez para que haya decidido impulsar una férrea defensa del impresentable exdirigente estatal del PRI Néstor Camarillo Medina, pese a que existen las pruebas y consecuencias palpables de que ha sido el peor agente tóxico de la coalición Mejor Rumbo para Puebla.  

La causa podríamos encontrarla en la complicidad de ambos para generar la peor crisis política del tricolor en sus casi 100 años de historia y que propició que el expartidazo se quedara casi sin bancada en el Congreso del estado.
Como se sabe, Eduardo Rivera Pérez -fiel a su estilo- hizo caso -sin ninguna prueba de por medio- a las intrigas palaciegas de Camarillo Medina en el sentido de que Jorge Estefan Chidiac había traicionado a la coalición al apoyar en la contienda interna de Morena a Alejandro Armenta Mier 

Eso llevó a que el empleado de la Organización Nacional del Yunque montara en cólera y vetara a su único aliado de peso ante las dirigencias nacionales de la coalición PRI-PAN-PRD para que no fuera ungido como candidato a senador en la primera fórmula.  

Esa maniobra desencadenó el caos y una fuga masiva de militantes. Rivera Pérez y Néstitor salieron a minimizar la situación, pero la realidad terminó por darles un bofetón: La dirigencia estatal del tricolor solo pudo conseguir 98 de las 201 candidaturas a presidentes municipales que estaban en juego en la coalición opositora.  

Otro dato: La mayoría de los candidatos que se inscribieron por el PRI son alcaldes que buscan la reelección y a quienes no les dio tiempo presentar sus renuncias en tiempo y forma para irse del partido.  

Tras el éxodo, una crisis más apareció en la coalición PSI-PAN-PRI-PRD: militantes de más de una docena de municipios importantes tronaron contra sus dirigencias por la imposición de candidatos, en su mayoría surgidos por recomendación, cuotas y apoyo a los amigos de Eduardo Rivera Pérez.  

 Y eso no fuera poco, Néstor Camarillo puso la cereza en el pastel con el escándalo por la presunta venta candidaturas en seis municipios: Cuetzalan, Atempan, Zacapoaxtla, Cuautlancingo, Tepeojuma y San Pedro Cholula.  

Con todo este escenario encima, Eduardo Rivera ha dado un solo paso: la defensa del exdirigente priista. Una defensa, por cierto, con un hedor a complicidad y cadáver putrefacto. 

Vea usted lo que el empleado del Yunque publico en su red social a propósito del arranque de las campañas federales: “Querido y próximo senador, @NestorCamarillo, te deseo todo el éxito en este proceso electoral. Sin duda, Puebla necesita gente como tú, que atienda las causas con inteligencia y propuesta, ¡felicidades!”.  

Todo este apoyo se encuentra también cifrado en una penosa condición de Rivera Pérez: Néstor es, junto con el PSI -ese partido que apesta a gasolina robada-, el único aliado que realmente le queda en su campaña. 

Sacrificar al candidato al Senado provocaría otra crisis más en la coalición y mermaría, todavía más, la pingüe campaña del abanderado a la gubernatura. Alejarse de él o, en su caso, mandarlo a la congeladora traería como consecuencia un “efecto cascada” en el que otro hampón, Alejandro Moreno Cárdenas, se vería obligado a meter las manos en el proceso poblano con una encomienda; vigilar que se cumplan los acuerdos o retirar todo el apoyo al yunquista.  

Tampoco queremos decir que Eduardo Rivera está muy interesado en deslindarse de la corrupción, ya que ha dado muestras evidentes que sus dos gestiones como alcalde estuvieron plagadas de porquerías financieras.  

Se trata, más bien, de un penoso caso en el que no importa si uno de tus aliados te genera más negativos, pero es lo único que tienes. No hay margen de maniobra.  

Al final, el empleado del Yunque es el único responsable de que su campaña esté en la lona. Su ausencia de oficio político lo ha llevado a aplicar lo único que tiene: un espíritu sectario. 

 

 

LA PREOCUPACIÓN DEL VENDEDOR DE CABLES 

Quienes lo han visto, nos aseguran que Carlos Montiel Solana está preocupado. Ni los contratos que ha conseguido para sus cuates y familiares, a costa del erario, lo tienen contento.  

Hasta hace unos días, el des-coordinador de los regidores del PAN en el Cabildo de Puebla andaba presumiendo a quien se le atravesara que la Organización Nacional del Yunque lo había premiado con la candidatura por el distrito 17 local.  

Ante sus interlocutores juraba que su triunfo era un hecho y remataba con un: “Dime diputado, por favor”. 

Su ilusión se vino abajo cuando en Morena confirmaron que María Fernanda de la Barreda Angón sería su candidata por ese mismo distrito, luego de que renunciara a Acción Nacional debido al veto que le impuso Eduardo Rivera Pérez por ser la esposa de su acérrimo enemigo Eduardo Alcántara Montiel 

Carlitos, hermano de Pablito, otro inútil en el equipo de Rivera Pérez, tendrá que enfrentar a una panista aguerrida, con un perfil muy atractivo para el electorado y muy inteligente.  

Fernanda y Lalo Alcántara son una dupla muy interesante, pero la primera llegó por sus propios méritos y no por ser “la esposa de”.  

Ahora el comerciante, dedicado vendedor de cables, deberá agradecerle a Lalito Rivera que su triunfo se haya esfumado. 

Esta historia también confirma que Pablito, hermano de Carlitos, sigue siendo el bueno para nada que no puede ayudar ni a su hermano.  

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