Después de la tunda que recibió, el alcalde Eduardo Rivera Pérez “puso en pausa” su proyecto de concesionar por 10 años los espacios publicitarios en paradas peatonales y pendones de la ciudad. La respuesta fue recibida con escepticismo en Casa Aguayo y están a espera de conocer los detalles finos. Si bien parece que el munícipe entendió que este proyecto no está en la esfera técnica ni jurídica sino en la política, también existen otros problemillas que el edil no dirá en público. El más importante es que hasta la fecha no cuenta con los votos de la mayoría de los regidores en el Cabildo de Puebla para aprobar la iniciativa. Así como lo lee. En ese contexto, Rivera Pérez necesita cuatro votos para conseguirlo, los cuales se encuentran en el PRI (2), el PRD (1) y los cuatro espacios que Genoveva Huerta Villegas, exdirigente estatal del PAN, sembró en la planilla. Así pues, Lalo Rivera tiene una nueva oportunidad de dejar los reflectores y hacer política a fin de sumar esos votos faltantes. El escenario sería magnífico que sume a los siete regidores que no están en su bolsa todavía. En otras palabras, es tiempo de mucho trabajo político y entender que, en el mundo del poder, un problema en realidad es una oportunidad si sabe resolverlo.
Gerentes ambiciosos
No pierda de vista el nombre de Fernando Treviño Núñez, un sujeto que llegó a ser presidente del Consejo Coordinador Empresarial pese a que su origen está en un despacho jurídico en el que litigaba contra los trabajadores. El expresidente de la Coparmex forma parte del famoso grupo de los Cuatro Fantásticos que tienen secuestradas a las cámaras empresariales locales, entre los que también se encuentra Herberto Rodríguez Regordosa e Ignacio Alarcón Rodríguez Pacheco. Este grupo es uno de los principales responsables de eclosionar las cosas al interior del Ayuntamiento de Puebla. Pronto habrá noticias.
Oportunismo electoral
El gobernador Miguel Barbosa Huerta puso el dedo en la llaga al señalar que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) prácticamente se puso al servicio de la exalcaldesa Claudia Rivera Vivanco. Y tiene razón: el paquete de obras que la dependencia pretendía realizar en la ciudad de Puebla terminó en un fracaso rotundo. El mejor caso es la construcción del mercado de Amalucan. El proyecto nunca fue socializado, se ignoró a los inconformes, se amenazó, intimidó y hasta persiguió a los disidentes. Todas estas acciones -no hay que olvidarlo- que lo hizo un gobierno de izquierda y que se decía respetuoso de los derechos humanos. Otro fracaso fue la remodelación del zócalo, el cual terminó siendo un desperdicio de recursos. Para colmo, la rehabilitación de la calle 5 de Mayo nunca pudo arrancar. Para colmo estas tres obras estaban orientadas a beneficiar a Claudia Rivera en sus sueños reelecionistas, los cuales se fueron a pique por la demoledora derrota que le propinaron los ciudadanos. La intromisión de la Sedatu a la entidad es la mejor muestra de cómo un grupito de funcionarios puede echar a perder las cosas y llevarse entre los pies a los poblanos. El otro caso emblemático fue la decisión del exsecretario de Seguridad Ciudadana federal, Alfonso Durazo Montaño, quien se puso de lado de la exalcaldesa para impedir que la seguridad pública quedara a manos del gobierno del estado. La consecuencia está a la vista de todos: delincuentes protegidos desde las corporaciones policiacas y la detención de borrachitos.
