Una docena de presidentes municipales han sido detenidos o defenestrados por diferentes delitos en su haber. La cifra por sí misma es escandalosa, pero comprueba que en ese nivel de gobierno existe una alta improvisación en la elección de las autoridades y la peligrosidad por ser la primera línea de combate contra la delincuencia. Primero fue el morenista Felipe Patjane. En sus hombros lleva procesos penales por peculado, abuso de funciones, usurpación de un cargo público y el desconocimiento sobre el destino de 120 millones de pesos del erario. Luego siguió Ignacio Salvador Hernández, edil de Ajalpan y quien tuvo que huir despavorido tras encontrarse presuntos vínculos con el crimen organizado. Fue el aliancista el que inauguró la feria de alcaldes vinculados con la delincuencia. A este se sumó Alejandro Martínez Fuentes, hermano del huachicolero conocido como El Toñín. El municipio de Quecholac se quedó sin presidente debido a que fue vinculado “hechos delictivos durante sus funciones como servidor público”. Servando Arizpe Campos y Ángel López Cabrera, munícipes de Tzicatlacoyan y Honey, respectivamente, fueron capturados cuando portaban armas de uso exclusivo del Ejército. El segundo también tenía en su poder 1 millón de pesos que debía ser destinado a los damnificados del huracán Grace. Otros dos alcaldes fueron defenestrados por estar involucrados en el ocultamiento de información sobre crímenes y otras torpezas: Miguel Maceda Carrera, de Piaxtla, y Arturo Cajica Gómez, de Acatlán de Osorio. El primero encubrió a los policías municipales que asesinaron a un hombre en los separos de la comandancia. El otro fue implicado en el asesinato de su secretario de Seguridad Pública a manos de la banda de Los Rojos. Estos datos dan cuenta que si hay un punto vulnerable en la entidad esos son los presidentes municipales.
UN REGIDOR MUY PECULIAR
Una revuelta al interior del Cabildo de Puebla en contra de Miguel Ángel Mantilla Martínez ha puesto en riesgo la endeble unidad de la fracción Va por Puebla. Hace unos días, la reportera Elvia Cruz reveló que el regidor de extracción yunquista fue denunciado ante el alcalde Eduardo Rivera Pérez por misógino y machista. La queja pública sacó de sus cabales al presidente de la Comisión de Gobernación y nunca se esperó que su rabieta fuera silenciada por una bofetada que le propinó la secretaria general del Ayuntamiento, la priista Silvia Tanús Osorio. Pero este no ha sido el único escándalo que ha protagonizado Mantilla Martínez. Por ejemplo, es memorable la vez que intentó por todas partes arrebatar a Carlos Montiel Solana la coordinación de los regidores del PAN. Lo grilló, sembró insidias en su contra y hasta buscó la forma en que fuera destituido, pero no pudo. Como consolación, el yunquista se autodesignó como “coordinador legítimo” de la fracción blanquiazul. Este tipo de golpes bajos fueron registrados por el exdirigente del Consejo Coordinador Empresarial, quien en lugar de subirse a la pelea optó por ignorar a su compañero y fortalecer sus lazos con el resto de sus compañeros regidores. Poco a poco, Mantilla -exdelegado de la Secretaría de Economía federal- comenzó a sembrar dudas sobre su ambición de poder y eso llevó al círculo más cercano del alcalde a sospechar que el regidor era el responsable de bloquear y torpedear acuerdos pactados con otros cabildantes, con el consabido resultado negativo que eso trajo.