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lunes, septiembre 16, 2024

Las corruptelas en “Lalolandia”

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El informe presentado por la Auditoría Superior del Estado (ASE) sobre el primer año de gestión de Eduardo Rivera Pérez confirma lo que todos sabíamos: Que el Ayuntamiento de Puebla fue secuestrado por una camarilla de políticos corruptos, quienes, desde que ganaron, no dejaron salivar ante los jugosos negocios a costa de las arcas municipales y los impuestos de los poblanos. En la revisión de los recursos del ejercicio fiscal 2022, la auditoría detectó un daño patrimonial por más de 45 millones de pesos y emitió observaciones por 377 millones de pesos, debido a que muchos contratos fueron asignados a “empresas” (así, entre comillas) que nunca presentaron actas constitutivas, constancias de situación fiscal, registro ante el padrón de proveedores municipal ni comprobaron que tenían la capacidad técnica, financiera y humana, para ofrecer los servicios para los que los contrataron. Cómo es posible que la gestión de Eduardo Rivera cometiera tales torpezas propias de un pasante (con todo el respeto a los pasantes que están aprendiendo apenas), si tenía experiencia previa en el ejercicio del gobierno municipal. Es por eso que el informe exhibe no solo los cochupos y la cloaca financiera de los panistas, sino también su incapacidad para gobernar la ciudad de Puebla, por sus ansias por hincharse de dinero mal habido. En el sexenio de Rafael Moreno Valle era común escuchar críticas muy duras contra el exedil y su equipo político por su pequeñez política y torpeza, lo cual no era entendido en su magnitud debido a que se pensaba que surgían del hígado y sectarismo del exgobernador. Pasado el tiempo la conclusión es que tenía razón en catalogar tan duramente al yunquista. Durante el trienio de Rivera Pérez, Hipócrita Lector ha dado un seguimiento pormenorizado de las graves fallas y corruptelas cometidas en el Ayuntamiento de Puebla. Este primer informe de la ASE sobre la cuenta pública municipal confirmó muchas cosas que se denunciaron puntualmente, las cuales exhibiremos en los próximos días. Ante el silencio de los medios de comunicación a quienes el Ayuntamiento panista calló la boca a punta de billetazos (muy pichicatos, por cierto, tal y como se puede comprobar en una revisión de los convenios publicitarios) nos queda la responsabilidad de evidenciar que el peor enemigo de la ciudad de Puebla es Eduardo Rivera y su equipo político. Lo inaudito es que quiera ser el dirigente estatal del PAN, lo cual lo convierte en el perfecto sepulturero de la oposición. ¿Ahora entiende por qué está desesperado en salvar su pellejo de la cárcel y fue a entregarse a los brazos del nuevo gobierno estatal?

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