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jueves, diciembre 12, 2024

Felipillo y la pólvora mojada

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La presidenta estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, resultó el peor enemigo de Eduardo Rivera Pérez y el Yunque burocrático. Es más, aunque haya sido una de las principales impulsoras de la unción de Felipillo Velázquez Gutiérrez como el candidato oficial para la dirigencia estatal, su respaldo ahora es ácido para la imagen del exsecretario de Gestión y Desarrollo Urbano capitalino. El nuevo escándalo por las irregularidades detectadas por la Unidad Técnica Fiscalizadora del INE, el uso de 58.4 millones de pesos es la gota que derramó el vaso. Ya nadie quiere saber nada de Eduardo Rivera ni su ranfla de buenos para nada. (¿Dónde está Pablito Enanito Montiel Solana, el supuesto operador estrella del exedil? ¿No qué muy chicho?). Con el espaldarazo de Edmundo Tlatehui Percino a favor de la dupla integrada por Mario Riestra Piña y Genoveva Huerta Villegas, se cerró el círculo de liderazgos reales que están a favor de que Lalito Fraudes y su mafia se larguen de una vez por todas y dejen a otros rescatar al PAN. La desesperación porque no tienen los números al interior del Consejo Estatal llevó a Lalito Fraudes y a Felipillo a montar cortinas de humo y para eso se valen del columnista consentido de la ultraderecha que ya no influye ni en la cuadra donde vive. Ayer, por ejemplo, Guadalupe Leal Rodríguez apareció en una improvisada conferencia de prensa para denunciar que Mario y Genoveva están haciendo trampa en el convencimiento de los consejeros. Cuando los reporteros le pidieron nombres y pruebas ya no supo qué decir y prefirió mejor asegurar que Felipillo no hará lo mismo que Lalito Fraudes: agandallarse las candidaturas plurinominales para sus familiares y empleados. Se supone que al sembrar con el columnista la supuesta compra de votos, el tema debería ser repercutido. Pero no pasó nada. O, bueno, sí: Felipillo, el columnista y su gente quedaron una vez más en el ridículo. Otro que anda con la pólvora mojada es Fernando Sarur, quien junto con Lupita Leal comparten el mismo padecimiento: el Síndrome de Estocolmo. Ayer, por ejemplo, posteó en sus redes sociales: “La confrontación y el rencor entre grupos ha hecho mucho daño al PAN. En buena medida, la división de años entre Morenovallistas y Tradicionales ha sido una de las causas principales de la derrota reciente. Debemos superar esas diferencias y aprender a COEXISTIR… No es buena idea alimentar la llama del rencor; si queremos un partido unido debemos actuar con madurez. Hay que demostrarlo desde ahora”. Ah, ok. ¿Acaso alguien no le recordó que justamente la división que enfrenta el partido es producto del sectarismo de Eduardo Rivera? ¿Acaso ya se le olvidó que Lalito Fraudes estuvo a punto de no ser candidato por berrinchudo y fue Genoveva Huerta quien le abrió la puerta? (Por cierto, el muy cara dura de Rivera Pérez incumplió el acuerdo de ceder posiciones a otros equipos y ya estando en el Palacio Municipal soltó el billete para hacer una elección de Estado e imponer a la actual dirigencia estatal).

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