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viernes, diciembre 20, 2024

El vendedor de cables ataca de nuevo

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Enfundado en su papel de opositor, a Carlos Montiel Solana le salió el espíritu combativo… pero para defender al impresentable gobierno municipal del que formó parte. Resulta que don Carlitos se enojó porque la actual administración hizo un ajuste al presupuesto del ejercicio fiscal 2025 y hubo dependencias que sufrieron una disminución. Su ridícula postura “combativa” fue neutralizada con facilidad: los recortes fueron obligados a causa del hoyo financiero de 547 millones de pesos que heredó la administración de Eduardo Rivera Pérez y su empleaducho Adán Domínguez Sánchez. ¿Dónde estuvo el vendedor de cables cuando se consumó el desfalco a la ciudad? Aplaudiendo todo lo que hacían el par de bribones panistas, votando mes con mes en el Cabildo de Puebla los estados de origen y aplicación de recursos que les mandaban e incluso disfrutando indirectamente los beneficios de vivir a costa del presupuesto, vía la concesión que se le otorgó a la empresa Parkimovil para la operación de los parquímetros. Carlos Montiel fue, además, uno de los cómplices o responsables de que el nefasto Adán Domínguez fuera ungido como presidente municipal suplente. El comerciante que dice ser empresario también quería esa posición, pero comprobó que no tenía ni la fuerza ni la capacidad para conseguirlo. Fue por eso que decidió sumarse con el ala radical de los riveristas, encabezada por Enrique Guevara Montiel, quienes operaron la unción del velador más caro de la Comuna. En esa jugada, Montiel Solana aprovechó para vengarse de Guadalupe Arrubarrena García, quien se asumió en los hechos como la jefa de la fracción de regidores del PAN, PRI y PRD, lo que significó una humillación ya que nadie le hacía caso al supuesto coordinador. ¿Dónde estaba el vendedor de cables cuando todos veíamos que el Ayuntamiento iba en caída libre y emanaba del mismo un asfixiante olor a corrupción? Complotando, operando con los regidores para que avalaran el manejo de los recursos e intentado colocarse en una mejor posición de poder. Fue cuando el escándalo realmente estalló cuando Montiel hizo como que quería ser crítico, ya que se aventó la puntada de afirmar que el hoyo financiero había sido una “descortesía” heredada a la siguiente administración. ¡Descortesía! ¡Por favor! Lo que debió hacer como coordinador de la fracción de regidores del PAN fue exigir a la Contraloría municipal una investigación e incluso acudir directamente a la Auditoría Superior del Estado para que aplicara una auditoría forense. ¿Dónde quedó el “ciudadano” que decía ser un prohombre digno de confianza por ser parte de los organismos empresariales que son contrapeso de los gobiernos? Sencillo: coludido con los que ahora son responsables del desastre financiero que pusieron en predicamento al nuevo gobierno municipal. A cambio de su complicidad, a Carlos Montiel solo le alcanzó para que lo reeligieran como regidor, eso sí, por la vía plurinominal. Buscó ser diputado local por el distrito 19, el más panista de todo el estado, pero lo bajaron para poner a otro consentido del Yunque que fue barrido en las urnas. Ahí se vio que Eduardo Rivera ni lo quería ni pretendía empoderarlo, por eso lo mandó al sitio que merecía. ¿Quiere el vendedor de cable criticar los movimientos del gobierno municipal? Excelente, está en su derecho, pero antes deberá recordar que hay expedientes que lo pueden alcanzar.

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