Hay casos en que la lógica simplemente no tiene cabida para explicarse la acción de un gobierno, un hombre de poder o un político, de ahí que ante ese caso es necesario entrar al mundo de la prospectiva y tratarse de explicar qué ocurre entre líneas, develar el mensaje secreto que se oculta detrás de la verdad a través de la subjetividad basada en lo que sabe extraoficialmente. Partamos del hecho que, a partir del 2018, es casi imposible en este país verle la cara al Sistema de Administración Tributaria. Durante años, los cochupos para la evasión de impuestos, transas fiscales y demás eran pan de todos los días en esa institución, hasta que Andrés Manuel López Obrador puso a todos parejos, desmontó el gran monstruo facturero que volvió a México en un Estado de la factura falsa para solventar delitos fiscales y el robo al erario. Con Rafael Moreno Valle existía una amplia cercanía con el presidente Felipe Calderón Hinojosa que le granjeó inversiones multimillonarias para obras faraónicas. Eran tiempos en que tanto el gobernador como José Antonio Gali Fayad presumían su capacidad de influencia en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. El segundo, incluso, fue delegado del SAT la región Golfo-Centro y era de todos conocido su vínculo con bufetes fiscales en los que colaboró por muchos años. ¿Esta influencia habría llevado a Moreno Valle a intentar verle la cara a la institución y mediante un timo a diestra y siniestra, pretendían quitarle 700 millones de pesos por concepto de incentivos por recaudación del Impuesto sobre la Renta? Por lo visto, todo salió de maravilla para el primer gobernador de oposición en Puebla, ya que el SAT no solo le entregó los recursos de 2011 y 2012 sino que se fueron más atrás y lograron arrancar los incentivos de 2009 y 2010. El problema es que todos sabían, incluido el SAT, que el gobierno de Moreno Valle había firmado un convenio con la SHCP para allegarse del esquema de apoyo a los estados hasta febrero de 2011, mientras que la convocatoria emitida por Felipe Calderón, en 2008, planteaba como plazo máximo para celebrar el acuerdo el 30 de abril de 2009. Error a todas luces visto y nadie hizo nada. En 2015 y 2016, Moreno Valle vio cómo el sistema fiscal le entregaba 700 millones sin rechistar. Eran tiempos en que Moreno Valle presumía su estrecha relación con Luis Videgaray Caso, entonces secretario de Hacienda con Enrique Peña Nieto. Cómo olvidar que el panismo poblano era más peñanietista que el mismo presidente. Todo caminaba de plácemes hasta que, en la recta final de la gestión de 18 meses de Tony Gali, el SAT dio una voltereta de 180 grados. Las condiciones en ese momento no eran nada halagüeñas para los morenovallistas. Aunque Martha Erika Alonso ya era gobernadora electa, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación revisaba la impugnación del entonces candidato de Morena, Miguel Barbosa Huerta, por el fraude descomunal que se cometió en la elección del 1 de julio de 2018; mientras que en el país la izquierda llegaba por primera vez a la presidencia de la República. ¿El cambio de gobierno provocó que el SAT corrigiera el entuerto? No se sabe, pero lo que sí es un hecho es que Moreno Valle fue ungido como senador del PAN y comenzó una andanada en contra de AMLO y la 4T. En Puebla presumía eufórico que tenía varios ases guardados para continuar con su lucha contra el presidente de la República. Otro hecho que ahora conocemos es la revelación del quintacolumnista Mario Alberto Mejía de que el enojo del SAT al descubrir la treta e imponer un crédito fiscal por mil 800 millones de pesos fue el primer desencuentro grave entre Tony Gali y Moreno Valle que, con el tiempo, terminaría en una ruptura entre ambos. Por supuesto que al arribar al poder Miguel Barbosa Huerta supo de primera mano las condiciones de ese crédito fiscal y la deplorable decisión de judicializar la resolución pese a que había todas las de perder. Lo que hizo el exmandatario de Morena fue luchar a fondo, pero comenzó a investigar de cabo a rabo a todos los involucrados. Era una de muchas irregularidades que encontró sobre el manejo financiero y que lo llevó a denunciar la existencia de un modelo de negocios al amparo de las arcas públicas y soltar la emblemática frase: “¡Pues qué se sintieron estos cabrones!”. El gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina también ha tomado cartas en el asunto. Este desfalco no quedará impune. Pronto habrá noticias.