La historia de Eduardo Rivera Pérez y Adán Domínguez Sánchez es la de dos empleados que, por circunstancias del caprichoso destino, tuvieron la oportunidad de acceder al poder, pero muy rápido demostraron que nunca estuvieron preparados ni tenían la estatura para tal responsabilidad. Ese no es el problema de esta historia, sino que ambos se llevaron entre las patas de los caballos a una ciudad entera que, al igual que el poder, les quedó muy grande. O, dicho de otra forma, el reto evidenció su pequeña estatura política. Estamos a unos 12 días de que el peor gobierno del que se tenga memoria -desbarrancando al que se pensaba que era el peor y fue encabezado por Claudia Rivera Vivanco– se vaya y entre los ciudadanos nos queda un sabor agridulce. Por un lado, estamos contentos que, por fin, esta camarilla confesional panista deje de destruir la ciudad con sus ocurrencias, pero también hay una preocupación por la grave condición en que dejarán el municipio. Obras mal hechas, servicios deplorables, privatización de calles, mucha corrupción, sospechas de quebranto financiero son solo algunas de las alertas o banderas rojas que se asoman en el Ayuntamiento de Puebla para el nuevo inquilino. Este par, por lo mientras, ya amenazó con refugiarse en el PAN tras la masacre electoral que sufrieron el 2 de junio. Esa sería una buena noticia, pero en realidad es un anuncio terrible debido a que Acción Nacional, en manos de este dúo de corruptos, terminará rebajado a un cadáver que lentamente camina a la putrefacción. Eso es una mala noticia porque Puebla requiere de una oposición inteligente, propositiva, con la solvencia moral para pararse frente a la 4T y exigir resultados. ¿Con un par de buenos para nada que solo evadieron responsabilidades y sumieron al municipio en un caos, qué buenas cuentas pueden demandar a los gobiernos de Morena?
EL LLAMADO DE TONANTZIN
En San Pedro Cholula urge una reconciliación y bien hace la presidenta municipal electa, Tonantzin Fernández Díaz, en convocarla. La deplorable gestión de la panista Paola Angón Silva solo dejó un municipio enervado por sus ocurrencias y malas decisiones. La elección del 2 de junio permitió ver que la ciudadanía estaba cansada de todo lo que oliera al PAN, por lo que Roxana Luna Porquillo, la candidata perdedora del PRIAN a la alcaldía, debería llevar sus reclamos hacia la alcaldesa saliente y no montar un show alrededor de un conflicto electoral inexistente. Si bien, la elección fue cerrada eso no significa que hubiera alguna irregularidad grave. Tonantzin lleva varios triunfos en los tribunales para demostrar la limpieza de la jornada electoral. Es momento de dar vuelta a la página y ver hacia adelante. Los cholultecas ya están muy cansados de ver cómo sus autoridades andan de pendencieras y demandan un gobierno conciliador, que los escuche y, sobre todo, trabaje para ellos. Por favor, señores de la oposición: Ya dejen a Tonantzin gobernar en paz. Tuvieron su oportunidad y la echaron por el caño. El electorado los castigó, haya sido con uno, 100, miles de votos. Así es la democracia que tanto dijeron defender.