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martes, julio 2, 2024

Coparmex, una estrategia del pasado

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La historia es simple: Ante el fracaso de la campaña de Eduardo Rivera Pérez, quien tiene una desventaja de 28.6 puntos que lucen irremontables, la Organización Nacional del Yunque sacó de la chistera el manual de operación electoral utilizado en las décadas de los 80 y 90, y activó a la única organización en la que tiene influencia dentro el Consejo Coordinador Empresarial, la Coparmex, para que convocara a un segundo debate entre los aspirantes a la gubernatura de Puebla. El objetivo era forzar a que el cachorro yunquista tuviera más reflectores que lo ayudaran a evitar el despeñadero y robarle cuantos puntos fueran posibles al puntero. Si la convocatoria no se concretaba, entonces, comenzaría la segunda etapa del manual de la ultraderecha: Darle un argumento al candidato perdedor para que iniciara una campaña de ataques contra Alejandro Armenta Mier con la manida queja de que no quiere debatir, que tiene miedo y se esconde. Todo esto que usted está viendo en pleno 2024 es una estrategia que el Yunque utilizó con otros candidatos de su cofradía en años pasados en Puebla y otras entidades. El más celebre fue el segundo debate que el CCE —en ese entonces en poder de la ultraderecha poblaba— le organizó a Francisco Fraile García en la elección de 2004. Fue, al igual que ahora un intento desesperado y fracasado, porque Mario Marín Torres se encaminaba a arrasar en las urnas. Fraile, conocido como El Pastor, fue pan comido para el priista y eso quedó demostrado en las urnas. (Ya que Marín haya mutado a su peor versión política y humana en el poder, es otra cosa). Seis años antes, los organismos empresariales también fueron utilizados por el Yunque para apoyar la fallida campaña de otra megayunquista Ana Teresa Aranda Orozco que, a pesar de ser la más gritona opositora de Manuel Bartlett Díaz, nunca pudo hacer frente a Melquiades Morales Flores, a quien le dijo de todo, pero el entonces candidato del PRI nunca se olvidó que estaba frente a una dama. No era necesario, el resultado en las urnas confirmó que la panista gritaba mucho, pero convencía poco al electorado. Hoy, Eduardo Rivera, otro yunquista, está en picada y busca el cobijo de la ultraderecha. El problema es que las cosas ya no son como antes. El CCE ya no lo regentean, los empresarios detestan al exalcalde porque, a pesar de haberlo apoyado, fueron maltratado y marginados en el Ayuntamiento de Puebla, además de que la ciudadanía —la misma que ya no logran engañar— lo ve como un regreso al pasado, un candidato que gobernaría para los ricos y porque es un fracaso como autoridad y los resultados al frente de la Comuna son el mejor ejemplo.

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