A lo largo de mi vida he vivido en tres fraccionamientos, en décadas distintas. Recuerdo que antes los vecinos se saludaban mientras barrían las banquetas o lavaban el auto. Cualquier conflicto en general se solucionaba por medio de recados por debajo de la puerta: Vecino, se convoca a reunión el próximo jueves a las 9pm para ver lo relacionado con el cambio de reja. Gracias. Atte. Mesa Directiva.
¡Vaya tiempos! una podía (primero mi mamá, años después yo) fingir que el papel en hoja bond y letra Times no había llegado a su destinatario, ya sea por lluvia o porque el perro se lo comió. Ahora con los grupos de Whatsapp es imposible hacerse de la vista gorda, por fortuna en mi actual fraccionamiento, la Mesa Directiva decidió agregar a mi marido porque “entre hombres es más fácil” y es él quien me pone al tanto del chisme.
Me llama la atención que tanto mi marido como mi mamá mencionen que de los mensajes que más se repiten es el que corresponde a las mascotas, perros, para ser más específicos: Vecino, buenos días, serían tan amables de educar a sus perros para que dejen de ladrar, no dejan dormir. Gracias, bonita tarde/noche/día.
¡Guau! como si nosotros tuviéramos tal poder superior.
Por eso, queridos hipócritas lectores, en una de mis noches de insomnio, con el ruido de
los perros vecinos -los lanudos de cuatro patas- alguna que otra moto y el tronido del refrigerador, imaginé un Manual de Convivencia y escribí lo siguiente:
VII Instrucciones para matar al perro de tu vecino.
Espere los meses de octubre, noviembre, diciembre, marzo, abril o mayo1.
Maldígalo mientras intenta conciliar el sueño2.
Envíe mensajes al chat vecinal a las 4:00am, 4:20am, 5:00am, 5:15am con leyendas piadosas sobre favorecer el buen desempeño de la jornada laboral que se ve impedida por los ladridos agudos de sus mascotas (el plural es importante) 3.
Al salir azote la puerta y observe. Si el perro o los perros salen al paso, tiene usted un 50 por ciento de probabilidad de fulminar al enemigo4.
Evite mirarlo a los ojos, mucho menos investigue su nombre, puede gestarse una conexión de la que se arrepentirá los siguientes diez o quince años.
Si ya le vio sus canicas croquetas y le movió la cola el descarado y usted sonrió, aunque sea levemente, regrese al apartado I.
I Instrucciones para no ser un vecino hijo de puta.
