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jueves, abril 25, 2024

Una desgracia viene siempre después de otra desgracia

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El lunes 23 de noviembre de 2020, sobre la Vía Atlixcáyotl, la fuerza del destino juntó a un joven psicólogo de 27 años de edad con un joven empresario que rebasaba los 40.

Uno esperaba un camión para llegar a casa después de su primer día de trabajo.

El otro venía en su poderoso Mercedes deportivo luego de tomar algunas copas.

El auto arrolló al psicólogo y lo arrastró unos cincuenta metros.

La muerte fue instantánea.

El joven del Mercedes llamó a sus abogados, y, aunque fue detenido, quedó en libertad horas después, una vez que el juez se enteró que supuestamente las partes habían llegado a un acuerdo reparatorio.

La familia de la víctima alzó la voz y exigió justicia.

La hermana se le había ido a gritos al conductor cuando aún estaba detenido.

(Éste, incluso, levantó una queja por agresiones verbales, las que le habían generado, dijo, un daño psicológico).

Los abogados de éste habían planteado un acuerdo a la mexicana: “nos arreglamos por las buenas o por las malas”.

El padre del joven psicólogo rechazó a gritos el dinero que le ofrecían.

No obstante, el juez otorgó la libertad.

El gobernador Miguel Barbosa se sumó al llamado de la familia y dijo que la Fiscalía iría tras el joven del Mercedes y el abogado de la familia, quien simuló el acuerdo.

Dos veces cambió el dictamen en esta trama.

Del “conducía en estado de ebriedad” se pasó al “no hubo ingesta de alcohol”.

Un tercer dictamen regresó las cosas al origen.

En ese momento todo se descompuso para el joven del Mercedes, cuyos socios —entre ellos algunos familiares— habían tenido conflictos en Lomas de Angelópolis por haber defraudado a mucha gente con las membresías de un club deportivo que terminó siendo un barco fantasma.

En esto último también se convirtió Yamil Gómez., quien a partir de esos días de 2020 empezó a cargar con la muerte de Juan Carlos Medel.

Yamil hizo maletas y salió de Puebla.

No sólo de Puebla.

Salió de México.

Su nuevo destino fue el favorito de los prófugos poblanos: The Woodlands, a media hora de Houston, Texas.

(Ahí, debajo de cada piedra, hay alguien que huye de la justicia poblana).

La desgracia va de la mano de los astros en La Fuerza del Destino, la gran ópera de Verdi, que algo tiene que ver en esta historia.

(Verdi la escribió, por cierto, siendo diputado del Reino de Italia. Nosotros, en lugar de Verdi, tenemos mariachis en el estilo de Noroña. Ésta también es una desgracia).

En la ópera, alguien tira una pistola al piso y ésta se dispara.

¿A dónde va el tiro?

Al cuerpo del suegro, quien, faltaba más, pasa a mejor vida.

Yamil, pues, se fue a The Woodlands.

Ahí se enteró de dos hechos: del fallecimiento del gobernador Miguel Barbosa y de la posterior aprehensión de Rodolfo Chávez Escudero.

Seguramente pensó en volver desde la noche de The Woodlands a la noche poblana, pero la detención del extitular de Carreteras de Cuota lo detuvo y lo metió en una depresión que se sumó a la que ya traía.

Una desgracia va atada a otra.

El caso de Yamil es elocuente.

Después de algunos años sin beber —padeció de alcoholismo un buen tiempo—, volvió a tomar unas copas la negra noche en que su destino se cruzó con el de Juan Carlos.

La suma de desgracias culminó hace unos días, cuando, seguramente obnubilado, el Destino tiró una pistola al piso y una bala se metió en su cuerpo.

Hoy están sin vida quienes, aún con ella, se cruzaron el lunes 23 de noviembre de 2020.

Descansen en paz los dos actores de este drama.

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