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sábado, noviembre 23, 2024

Origen y significado del Aletazo de Caguamo (rómpase en caso de incendio)

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El aletazo de caguamo nació como una nececesidad fisiológica de expresar algo más que afecto: complicidad.

Pero también el aletazo de caguamo es un abrazo cargado de intereses (políticos y económicos), adulación y supuesto compadrazgo.

El que da el primer aletazo, avanza diez yardas.

Y logra que el recipiendario entre en confianza.

Una confianza súbita, inmarcesible.

En los años cuarenta nació esa forma de abrazo entre los políticos del PRI, sobre todo en la época de Miguel Alemán Valdés, primer licenciado egresado de la UNAM en detentar la Presidencia.

Fue la llegada de los licenciados al poder, sí, pero también de los unamitas.

Y la forma de celebrarlo fue la multiplicación de los aletazos de caguamo.

Por sus abrazos los conoceréis, fue un slogan popular que nació con ese ritual.

En los cincuenta, el aletazo tomó forma y cuidado.

La sofisticación se fue a vivir a esa forma de afecto y complicidad.

Digamos que dejó de ser rural para volverse cosmopolita.

Las palmas de las manos debían estallar con aire festivo en la espalda del recipiendario, pero sin llegar a ser explosivas.

Quien daba un abrazo tan fuerte que lastimara al otro podría terminar en el exilio o en cierta orfandad política.

Ni muy confianzudo ni muy tímido.

El abrazo debía ser elegante, pero con cierto encanto popular.

El rey de ese tipo de abrazo fue durante muchos años don Fidel Velázquez, Líder Nato de hombres.

Dio tantos abrazos en su vida que con los años se le fue desarrollando un dolor persistente en las articulaciones.

El aletazo de caguamo hoy en día sigue siendo una expresión indudable de cercanía.

Por ejemplo: si el gobernador en funciones (Sergio Salomón) o el gobernador electo (Alejandro Armenta) sólo le dan la mano a la hora del saludo, preocúpese: alguien les debe estar hablando mal de usted a sus espaldas.

Por el contrario: si el abrazo es cálido y socarrón (lo cual incluye entre dos y tres palmadas en la espalda), usted es un bienaventurado.

En síntesis: el aletazo de caguamo es como el aleteo de una mariposa.

El matemático y meteorólogo Edward Lorenz confirmó el proverbio chino que dio origen al denominado efecto mariposa: “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”.

El aletazo de caguamo, en consecuencia, tiene como punto final y decisivo la inclusión en una nómina generosa, el otorgamiento de un contrato millonario o, incluso, la integración inmediata al Gabinete.

 

 

Retrato hablado de los hombres de poder. El gran novelista ruso Alexander Solzhenitsyn es el autor de estas líneas que reflejan perfectamente la relación entre los hombres de poder.

Vea el hipócrita lector:

“Sabemos que nos mienten. Saben que nos mienten. Saben que sabemos que nos mienten. Sabemos que saben que sabemos que nos mienten. Y aún así, siguen mintiendo”.

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