17 C
Puebla
lunes, marzo 17, 2025

Las huellas delatoras que dejan los amantes

Más leídas

No sólo Alfonso Esparza y Antorcha Campesina están metidos en la trama de la toma de Ciudad Universitaria.

Hay otros actores —y una que otra actriz— avivando el fuego que ya lleva 18 días.

Un fuego cada vez más pequeño y solitario, pero que permanece vivo gracias a los apoyos inyectados en el mejor estilo de pago por evento.

Hasta el viernes pasado, la cuota por hacer guardia en las puertas de Ciudad Universitaria había ascendido a dos mil pesos por persona.

El hipócrita lector recordará que la misma se tasó al inicio en quinientos diarios.

El plantón ha empezado a afectar a cientos —por no decir miles— de estudiantes egresados de preparatorias adscritas a la BUAP, y a miles —por no decir decenas de miles— que están a la espera del proceso de admisión 2025.

El año pasado, por ejemplo, más de 72 mil aspirantes se presentaron al Examen General de Admisión de los niveles superior y media superior.

(Hasta el verano de ese año, la BUAP reportó una matrícula de 115 mil 993 alumnos registrados).

En el año que corre se prevé que ingresen alrededor de 40 mil estudiantes.

Para que el proceso de ingreso sea cumplido a cabalidad, el personal universitario necesita acceder a la Dirección de Administración Escolar que se halla precisamente en Ciudad Universitaria.

En otras palabras, varias docenas de estudiantes —apoyados por el exrector, Antorcha Campesina y otros personajes— mantienen en vilo a más de 72 mil que están a la espera de la Convocatoria 2025.

El movimiento está montado en parte en estudiantes foráneos que van a sus ciudades de origen una o dos veces al mes.

Son algunos de ellos los que vigilan las puertas de acceso y hacen las guardias nocturnas.

Por eso los montos que reciben diariamente, por cuidar que nadie ingrese a CU, se han vuelto generosos.

Durante los años que Alfonso Esparza estuvo al frente de Rectoría, la relación con Antorcha Campesina fructificó notablemente.

Y pasó a ser mucho más discrecional una vez que Andrés Manuel López Obrador arribó a Palacio Nacional.

Y es que a dicha organización le dejaron de caer contratos, comisiones y moches por los distintos apoyos sociales que recibieron durante décadas por las administraciones del PRI y el PAN.

En Puebla, el gobernador Barbosa también les amarró las manos.

En ese contexto, los apoyos siguieron llegando desde Rectoría, pero en la oscuridad de la noche poblana.

Esparza fue un apoyo clave para Antorcha en las casas de estudiantes.

Una en particular: la que se ubica en la zona de la Laguna de san Baltazar y se denomina: Casa del Estudiante BUAP “Hermanos Serdán”.

Fuentes muy confiables —y que pidieron la gracia del anonimato— revelaron que Antorcha Campesina está metida hasta el tuétano en esa casa-edificio.

Otro de los rubros en los que los antorchistas se han visto beneficiados ha sido en los procesos de admisión.

Cientos —por no decir algunos miles— de estudiantes ligados a la organización ingresaron a la BUAP sin cumplir con los requisitos de ley.

En reciprocidad, Antorcha Campesina ha sumado sus apoyos en esta onerosa trama.

Onerosa, faltaba más, para los estudiantes afectados por la toma de las instalaciones, misma que fue reivindicada, por cierto, por un grupo de jubilados de la BUAP, quienes marcharon, el fin de semana, para negar que Antorcha esté metida donde el gobernador Alejandro Armenta dijo que estaba.

Curiosa forma de borrar las huellas delatoras.

El estilo los exhibe.

El modito de andar también.

Notas relacionadas

Últimas noticias

Funas literarias

No que no…

spot_img