La sesión de la Comisión de Gobernación inició temprano aquel 21 de enero de 2019.
De entrada, la idoneidad de Jesús Rodríguez Almeida, el candidato del PAN y el morenovallismo, empezó a ser cuestionada por incumplir la vecindad mayor a cinco años. Y es que su credencial de elector tenía una dirección ubicada en la Ciudad de México. Eso tiraba inesperadamente por la borda los afanes del morenovallismo.
Incluso trascendió que el encargado de despacho del gobierno de Puebla durante quince días había presentado una credencial falsa
“Cómo se nota que Moreno Valle está muerto. A él no se le hubiera ido ese pequeño detalle”, dijo un priista que veía la sesión desde un bar.
El reportero Mario Galeana escribió una crónica puntual de lo sucedido en la Comisión de Gobernación para el periódico 24 Horas Puebla. Tampoco daba crédito a lo que ahí sucedía:
“Eliminado Rodríguez Almeida, el PAN y el PRI trataron, juntos, de que el gobernador interino se definiera en el Pleno sólo entre Gerardo Islas Maldonado y el exmagistrado Guillermo Pacheco Pulido.
“Pero, en ese instante, Morena deslizó la posibilidad de someter a votación la eliminación del aliancista para despejar el camino.
“(…) Con un frente entre el PAN, PRI y PT, Islas Maldonado parecía tener un lugar asegurado en la votación sobre el interinato.
“La sesión de la Comisión de Gobernación ya sumaba más de tres horas y Morena no cejaba en su intención de sacar al diputado aliancista del camino.
“La presidenta de la Comisión, la morenista Vianey García Romero, conducía pifia tras pifia el desarrollo de la sesión: casi una decena de veces manipuló algunas de las propuestas para someterlas a votación y conseguir, de esta manera, despejar el nombramiento a favor de Pacheco Pulido. Pero casi una decena de veces más fue reconvenida por José Juan Espinosa Torres.
“Finalmente, Olga García Romero puso a votación de los siete diputados locales que integran la Comisión de Gobernación valorar la permanencia de Islas Maldonado y de Pacheco Pulido.
“Por el segundo se votó por unanimidad; el primero quedó fuera por cuatro votos en contra y tres a favor.
“José Juan Espinosa, Javier Casique y Marcelo García Almaguer se miraron asombrados unos a otros. No contaban con que Juan Pablo Kuri Carballo, del PVEM, un partido que acompañó al morenovallismo en los últimos ocho años, cerraría el paso a Islas Maldonado y votaría en contra de su postulación, junto a García Romero y a las diputadas Tonantzin Fernández Díaz (Morena) y Mónica Lara Chávez (PES).
“Kuri Carballo nunca intervino, no dijo una sola cosa a lo largo de cuatro horas de discusión, pero su silencioso voto fue definitivo para que Pacheco Pulido se convirtiera en el único postulado al cargo”.
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Tras la eliminación de Gerardo Islas, el exgobernador Gali tronó en contra de sus operadores.
—¡Todo salió mal! ¡No puede ser! ¿A qué estamos jugando? —escribió vía Telegram.
Las respuestas fueron variadas. Todas, finalmente, evasivas. Nadie asumió la responsabilidad. La derrota volvió a ser huérfana.
Gali hizo un repaso rápido de la trama: lo habían engañado la ministra, Scherer, Yáñez, algunos diputados locales y varios de sus operadores. “¿En qué momento se fue todo a la mierda?”, se preguntó. Los morenovallistas lo culparon de la pérdida del interinato.
Mario Galeana describió la parte final de esa historia en su crónica del día siguiente:
“Morena, aun con el rechazo del PT, había logrado despejar el camino para que un priista de la vieja guardia asumiera el poder por los próximos meses.
“‘El proceso estará viciado de origen si sólo se vota una propuesta en el Pleno’ advirtió José Juan Espinosa. ‘No habría aseo político si, una vez que la Junta de Gobierno propuso una terna, ahora sólo se promueva una sola opción’.
“Al petista lo secundó el priista Javier Casique Zárate: ‘Yo no veo cuál es el temor de presentar sólo una propuesta. Manden las dos y ya, eso es todo. No hay por qué temer’.
“Y remató el panista Hugo Alejo Domínguez: ‘No podemos acotar la decisión a una sola propuesta. Mejor que se manejen las dos opciones y que el Pleno decida’.
“El coordinador legislativo de Morena, Gabriel Biestro Medinilla, miraba seriamente a Espinosa Torres, quien ya había mostrado, horas antes, su desacuerdo respecto a la terna acordada el domingo pasado por la Junta de Gobierno y Coordinación Política.
“(…) Y allí estaban una vez más los dos, frente a frente. Espinosa Torres pidió de nueva cuenta la palabra y dijo que estaba en contra de planchar la unción de uno de los aspirantes y que prefería, en cambio, optar por un ‘voto razonado’.
“En ese instante, Biestro Medinilla soltó una larga risa que fue reprochada por su compañero: ‘Le pido que tenga al menos la decencia de no reírse de las cosas que digo’.
“El jefe de la bancada de Morena lo miró con reprobación, pero el coordinador petista continuó: ‘Yo les anticipo mi voto a favor de Guillermo Pacheco, pero no planchando o queriendo planchar el resultado de una elección. Los cuarentaiún diputados debemos tener opciones; yo quiero un gobernador interino al que no se le cuestione el método por el cual fue electo. Y no es traición ni merece las risas de los presentes’.”
*
Al celular de don Guillermo y de su hijo Javier empezaron a llegar llamadas de los diputados “poco seguros”.
Las adhesiones llovieron como en temporada de escamoles. Los que dudaban, dejaron de dudar. Los que habían comprometido su voto a la opción de Gali, cambiaron de opinión. Marcelo García Almaguer, líder de la bancada panista y morenovallista conspicuo, ofreció que sus diputados avalarían a don Guillermo. Osvaldo Jiménez, sobrino de Gali, no lo haría. Su opción sería abstenerse. Así lo hizo, y así quedó el marcador: 40 votos a favor del gobernador interino, una abstención.
Los abrazos se multiplicaron. Miguel Barbosa Huerta fue el primero en felicitar a don Guillermo. Los morenovallistas en el exilio también lo hicieron. No hubo tiempo para la resaca.
En sus oficinas del antiguo Palacio de Covián, en Bucareli, Olga Sánchez Cordero recibió la llamada de Yeidckol Polevnsky. En un minuto le hizo la crónica de la jornada en Puebla. La ministra sonrió y hasta soltó una carcajada. Luego, con gesto dolido, le escribió un WhatsApp al exgobernador Gali: “Perdimos, amigo. Los astros no estuvieron de nuestro lado. Ya platicaremos. Habla con el gobernador interino. Tiende puentes con él. Hay vida después de esto.”
El nuevo gobernador tardó varios minutos en llegar a su lugar en el presidium. Los diputados practicaron gozosos el conocido ritual de la Marcha de los Búfalos y se metieron en otro igualmente célebre: los aletazos de caguamo. No faltó quien le dijera: “¿Cuándo comemos, señor gobernador?”.
En su primer mensaje como titular del Ejecutivo, don Guillermo envió su pésame a los familiares de las cinco personas fallecidas en el accidente aéreo del pasado 24 de diciembre, “en el que perdieron la vida la gobernadora Martha Erika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle”.
Dijo que Puebla atraviesa por “crisis severas que se comprueban con los indicadores oficiales y los hechos de inseguridad y violencia que viven a diario los ciudadanos”. En ese sentido, se comprometió a reforzar instituciones como la Fiscalía y el Tribunal Superior de Justicia.
“Puebla es un estado que está encarcelado en la injusticia, en la miseria y en la inseguridad. Esto lo vemos en la prensa de hoy, en la de ayer, en la de antier, cómo está desarrollándose la vida en Puebla: atracos, asaltos, violaciones, robos a los hogares, robos en carreteras, a instituciones como Ferrocarriles Nacionales, a las propias instituciones comerciales”, concluyó entre los aplausos de quienes hasta hace un par de horas mantenían otros planes políticos.
Ese día hubo dos comidas: la de los ganadores y la de los perdedores.
Don Guillermo, fiel a su costumbre, se retiró temprano a casa.