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viernes, abril 26, 2024

El Burro que Tocó la Flauta y la Trama de Impugnación en Contra de Sergio Salomón

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Una sociedad analfabeta se pierde de mucho.

Se pierde, entre otras cosas, del placer de la comprensión de la lectura.

Si no leemos bien, no leemos.

O leemos cosas que no existen.

(Salvo en mentes delirantes y analfabetas).

Vea el hipócrita lector lo que dice un fragmento del artículo 74 de la Constitución poblana, relacionado con los requisitos para ser gobernador:

“IV.- No ser funcionario de la Federación, del Estado o del Municipio, ni militar en servicio activo o con mando de fuerzas dentro del Estado, a menos que se separe del cargo o servicio cuando menos noventa días antes de la elección”.

Un analfabeto confundirá una elección con un acto administrativo, como el que se vivió el 15 de diciembre, cuando el Congreso local designó a Sergio Salomón Céspedes Peregrina como gobernador sustituto.

Alguien que sepa leer no caerá en esa confusión propiciada por el analfabetismo rampante.

Ahí se lee muy claro que los noventa días tienen que ver únicamente con una eventual elección.

Si no hay elección no hay noventa días.

No es el caso.

La designación que hicieron los diputados poblanos fue, insisto, un acto administrativo.

No vi proceso electoral alguno esa madrugada.

(Después de muchos años regresé a mis tiempos de reportero en la fuente legislativa, y me apersoné en las galerías).

No vi campañas electorales ni comicios.

No vi nada relacionado con una elección.

Vi, sí, un acto administrativo que culminó con una designación.

(En el apartado b del artículo 73 se lee muy claramente que el “Gobernador substituto” (es) designado por el Congreso para concluir el período por falta absoluta del Gobernador de elección popular directa”.

(Lo único que salta a la vista es una antigualla: “substituto”).

Designar, pues, no es elegir.

Designar es simplemente un acto administrativo.

(Qué difícil es hablar y entender esa lengua romance denominada español).

El falso debate lo introdujo una columna mal escrita, y pésimamente reporteada, cuyo autor es Hiroshi Takahashi, director de El Sol de México y autor de El Espectador, espacio en el que ha publicado entregas tan sofisticadas como “Se las volvió a voltear Monreal” y “El acuerdo de Sheinbaum y el Cuau”.

Vea usted unos fragmentos de la columna que tanto ruido hizo entre analfabetos y alfabetos:

“El nuevo gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, apenas se está acomodando en Casa Aguayo y, en próximos días, tendrá que dejar atrás esa comodidad con la que ya se le ve despachando para enfrentar una impugnación a su designación como mandatario que se alista ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Lo anterior debido a que, de acuerdo con el Artículo 74 de la Constitución del Estado de Puebla, Céspedes no era elegible en sustitución del finado Miguel Barbosa, pues el texto establece que debió haberse separado 90 días antes de cualquier cargo público”.

Dice Takahashi que la Constitución establece que Sergio Salomón “debió haberse separado 90 días antes de cualquier cargo público”.

Es tan porosa la prosa que evita especificar “noventa días antes de la elección”.

Seguramente creyó que eso no abonaba a la columna.

Y no abonaba porque es de los que ignora que lo que ocurrió la madrugada del 15 de diciembre fue un acto administrativo que culminó en una designación, por lo que la tesis de los noventa días no encaja en la delirante hipótesis.

Takahashi jura que la impugnación ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) será presentada “en próximos días”.

Su fuente no le informó —quizás porque lo ignoraba— que “los medios de impugnación deberán presentarse dentro de los 4 días, contados a partir del día siguiente al que se tenga conocimiento del acto o resolución que se reclama”, según reza el “Sistema de medios de impugnación en materia electoral” del TEPJF.

Si “en (los) próximo días” será presentado el recurso, parafraseando a Takahashi: ya se le “volteó” la cosa al impugnador.

La impugnación tuvo que haber sido interpuesta, a más tardar, el lunes 20 de diciembre.

Ese falso debate propició que se desataran las más risibles teorías de conspiración.

Los sospechosistas acusaron a Ignacio Mier Velazco, presidente de la JUCOPO en San Lázaro, y a Fernando Manzanilla, secretario de Gobernación en dos administraciones estatales.

No faltaron los rumorólogos y sedicentes periodistas que dijeron que los días de Sergio Salomón como gobernador estaban contados.

Tan contaminado estuvo el ambiente que todos citaron la desinformada columna como fuente de información.

Una sencilla inmersión en las aguas heladas del TEPJF hubiese resuelto el enigma.

Y es que en dichas aguas no hay indicios de nada por el estilo.

Un dato extra para entender esta trama:

La brillante periodista Martha Ramos, directora general editorial de la Organización Editorial Mexicana, es jefa inmediata de Takahashi y fue mano derecha durante varios años de Roberto Rock, a la sazón director de El Universal.

La conocí a finales de los años noventa, cuando trabajé en El Universal Puebla junto a Rodolfo Ruiz, actual dueño de E-Consulta, donde éste publicó —horas antes de la designación de Sergio Salomón— algo parecido a lo de Takahashi.

Es decir: que el hoy gobernador era inelegible debido a que no cumplía el requisito de los noventa días.

Al otro día, oh, dioses, cambió absolutamente de opinión.

¿Cómo era eso de seguir la huella de algo para encontrar el hilo negro.

 

Nota Bene: se acabó la vacación, queridos hipócritas lectores.

Estamos de regreso.

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